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El 6 de diciembre los partidos constitucionalistas conmemoraban la Constitución Española de 1978. La unanimidad en torno a la misma choca con los cambios legislativos promulgados por el Gobierno de Sánchez y sus socios de coalición, que crean polémicas incendiarias. La polvareda generada por la ... ley del 'solo sí es sí' es como consecuencia de la rebaja de las penas a delincuentes condenados por delitos sexuales al aplicarles la nueva norma. Las leyes no deben tener validez retroactiva para el pasado anterior a su promulgación, sería antidemocrático. La supresión del delito de sedición del Código Penal y la reforma de el de malversación son tachadas de promulgarse ad hoc, como moneda de cambio para pagar el chantaje al que está sometido el Gobierno por parte de los partidos nacionalistas catalanes, que intentaron declarar la independencia de Cataluña de forma anticonstitucional. En vez de leyes parecen decretos para el provecho de los secesionistas y para salvar el pellejo de delincuentes políticos y corruptos. La controversia en torno a la ley 'trans' es debida a la oposición por parte de una sección del movimiento feminista y la duda sobre a qué edad las personas transexuales pueden autodeterminar su cambio registral y de sexo, sin contar con la autorización paterna, médica o judicial. En cuanto a la LOMLOE, es de juzgado de guardia. Como otras tantas leyes educativas, se ha hecho de espaldas al profesorado, la ha diseñado el clero pedagógico y político desde la roja moqueta y exhala un tufo a capitalismo digital que produce nauseas. Pero no es solo eso, sino que está generando confusión en algo tan elemental como es la evaluación. La premura con la que se ha implantado, debido a que los tiempos políticos no son los tiempos educativos, tiene como consecuencia que la mayoría del profesorado esté en pie de guerra ante semejante dislate, que no tiene ni pies ni cabeza, con órdenes contradictorias que no permiten aclararse ni a los inspectores educativos. De hecho, el absurdo es tal que el envío de las programaciones se ha pospuesto para finales de curso. La programación es un instrumento que permite la planificación de lo que se va a hacer, cómo se va a desarrollar el curso y se revisa cuando lo previamente programado no se ajusta a la realidad del aula. No sigo con la LOMLOE, no es el objetivo del artículo.
Ya nos lo decía Platón: el legislador no debe proponer la felicidad de cierto orden de ciudadanos, con exclusión de los demás, sino la felicidad de todos. Las leyes se promulgan para ser cumplidas y estas son los medios de los que disponen los políticos para ejercer el poder en democracia. Una máxima del espíritu cívico conmina a «no obedecer a los hombres sino a las leyes». Por eso debemos obedecer a quienes ostentan el poder basado en la ley y dan las órdenes fundadas en ella. La ley es la expresión de los acuerdos de la comunidad política. Pero el poder en una democracia es, o debería ser, una representación de la ciudadanía. Si las leyes se utilizan para dividir a la sociedad, favorecer intereses de quienes gobiernan, privilegiar a los amigos, se gobierna para ciertos colectivos y no para todos y se rompe la división de poderes. Entonces se verá el ejercicio de la política como la actividad de un gobierno que promulga leyes a su favor. Si además los ciudadanos terminan apreciando que las leyes no resuelven sus problemas, y el Parlamento se dedica a escenificar enfrentamientos banales, entonces dejarán de creer en ellas y acabarán desobedeciéndolas, porque esas leyes no son eficaces. Se convierten en problemas en vez de soluciones, provocan polémicas para excitar las pasiones y terminan combatiendo a un enemigo que previamente se ha creado.
En cuanto a los nombramientos para el Tribunal Constitucional de un exministro de Justicia y de un alto cargo socialista, tampoco me parecen acertadas. La división de poderes es la urdimbre fundamental del Estado de Derecho, lo que significa que tiene que haber independencia del poder legislativo, el ejecutivo y el judicial. Los que hacen las leyes no tienen que ser los que gobiernan y tampoco los que juzgan, ese es el único marco teórico para garantizar que nadie legisle a su favor. El juego de pesos y contrapesos es la única garantía de la soberanía de la ley. La democracia está obligada a cumplir con el Estado de Derecho, de lo contrario se convierte en una cáscara vacía.
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