![El mito del ministro asturiano](https://s3.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/2023/11/25/opinion-kAAB-U2108331060320HE-1200x840@El%20Comercio.jpg)
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No es nuevo, porque siempre que se hace pública la nómina de miembros del Gobierno, aquí, como supongo que en otros territorios, se mira si hay alguna cartera encomendada a naturales u oriundos del Principado. Y, cuando no se ve presencia asturiana, comienzan las conjeturas. ... Los críticos, que si no pintamos nada; los optimistas, que lo importante son los segundos y terceros niveles, donde tampoco creo que, en esta ocasión, vayamos a andar muy sobrados.
Yo creo que la trascendencia que se da a este hecho está sobrevalorada. Además, hay algo que éticamente rechina: se supone que alguien de la tierra va a barrer para casa, por encima de los intereses generales que ordena defender la Constitución. De las personas nacidas -repito, nacidas- en Asturias, que, desde la Transición han sido titulares de un ministerio y a las que, sin excepción, he tenido la suerte de conocer, no creo que ninguna haya creado agravios privilegiando a nuestra región. La relación es muy significativa: Aurelio Menéndez, Matías Rodríguez Inciarte, Fernando Morán, Luis Martínez Noval, Gustavo Suárez Pertierra o, más recientemente, María Luisa Carcedo. Creo que todos defendieron, en sus campos, la cosa pública con una visión de Estado que desearía que no se perdiera en esta legislatura que se presume ácida y compleja.
Es cierto que ha habido oriundos que, con luces y sombras, quisieron dar un toque jovellanista a su gestión. Pero eso no está a la altura de casi nadie. Y también, para ofrecer un lado cómico, es cierto que la curiosidad periodística y las ganas de sacar pecho de las organizaciones regionales de los partidos, han querido hacernos pasar por próximas a personalidades con muy limitados vínculos con Asturias: que si el uno es andaluz, pero sigue al Sporting; que si el otro es un fanático de los quesos del país o que si, la de más allá, tiene una foto de Santa María del Naranco en el despacho.
Hasta al presidente del Principado le han preguntado por esto, achacando a poca influencia en Madrid esta ausencia de paisanos en la foto de las posesiones. Y hay quien ha añadido que son nada menos que 22 ministerios y sólo hay 17 Comunidades Autónomas. Pero es que un Ejecutivo no va de cuotas territoriales. O, para ser más exacto, no debería ir. Podríamos decir que, si se tiene en cuenta el número de habitantes por región, Asturias necesitaría un Gabinete de 47 miembros para contar con ministra o ministro nativo.
Lamentablemente, todo Gobierno, y más uno de coalición y con apoyos de lo más variado, tiene que hacer encajes territoriales, aunque catalanes y vascos no necesiten estar ahí para condicionar políticas de calado y hasta preocupantes. Van a poder más los pequeños grupos del Parlamento que el organigrama ministerial. Pero incluso en la conjunción de PSOE y Sumar también la aritmética es caprichosa, sin entrar a prejuzgar qué pasara con los diputados pata-negra de Podemos. Como es sabido, el Partido de los Socialistas de Cataluña es, formalmente, una entidad diferenciada del PSOE. Obtuvo un gran resultado, con 19 escaños en sólo cuatro circunscripciones. Sumar logró 31 en toda España y cuenta con cinco veces más miembros del Ejecutivo. Pero es que esto es así y la lógica matemática no sirve de nada. A veces, tampoco la equidad.
Vengo, curiosamente, de intervenir en un Congreso, en Madrid sobre temática de Historia del siglo XIX. Alguna ponencias, en la continua referencia a prohombres de las épocas tratadas, parecía estar elaborada entre el Eo y el Deva porque, como es bien sabido, el número de personalidades que dio Asturias, también en los asuntos de Estado, no tiene parangón en toda España. Y no me pierde la pasión; es un hecho incontestable. En fin, creo que la moraleja es que consigamos o -como ahora se dice- pongamos en valor a las mujeres y hombres de Asturias para que, como ocurre ya en otros campos de la cultura y el emprendimiento, se nos considere debidamente en la Villa y Corte y lo demás vendrá dado por añadidura. ¿O nos escasean los políticos de talla? Alguien dirá que el nivel no es muy alto en la actual coyuntura española y se designan ministros de otras comunidades. Pero ese es un mal consuelo, por no decir de tontos.
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