![Mandatos y ciclos electorales](https://s2.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/2024/03/16/92660812-kw--1200x840@El%20Comercio.jpg)
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En horas veinticuatro pasamos del adelanto electoral en la Universidad de Oviedo a la convocatoria de comicios anticipados en Cataluña. Ambos procesos, no nos engañemos, afectan, y mucho, al conjunto de la comunidad autónoma. Quien de forma simplista piense que porque ni trabaja ni estudia ... en los campus universitarios, ni tiene a nadie de su familia en las aulas el tema le es ajeno, desbarra por completo. Lo mismo que, al que, por gozar de buena salud, le trae al pairo la reforma sanitaria.
La Universidad es motor y futuro de Asturias; un alto porcentaje de la investigación y transferencia de conocimientos punteros procede de sus departamentos y aunque toda inversión en ciencia y cultura se queda corta, el esfuerzo financiador del Principado en educación superior es impresionante, y más teniendo en cuenta, comparativamente, el coste contenido de las matrículas y la ya larga congelación de sus precios. En fin, la Universidad, en un ámbito territorial tan pequeño como Asturias, cuenta con numerosos campus –algo que ya es irreversible–, lo que supone que es una pieza importante en las ciudades que los acogen, como paradigmáticamente puede verse actualmente en la transformación urbanística de Oviedo, pero no sólo aquí, en Gijón o en Mieres. Otros concejos tienen presencia y actividades continuas de la Universidad, caso de Avilés, o reciben continuamente actividades y cursos de extensión universitaria. La Universidad es vida. Y es salud, si pensamos en los excelentes hospitales universitarios de la región. Creo que es fácil comprender que quién gobierne la Universidad no es indiferente para nadie.
Lo de Cataluña, derivado de la no aprobación de unos presupuestos territoriales, al parecer por discrepancias, creo que vergonzantes, sobre el emporio lúdico-empresarial del Hard Rock, puede parecernos más lejano. Pero es al revés: ya no habrá presupuestos generales del Estado en 2024 y a ver cómo colamos inversiones fundamentales para Asturias que no cuentan con consignación plurianual en los prorrogados. Todo ello cuando, con pactos de investidura o incluso sin ellos, la batalla por una justa financiación para Asturias está a punto de desencadenarse y quién gane en Cataluña va a suponer diversas formas y condiciones de pacto con el Estado. Todo ello sin olvidar la estabilidad política nacional, tan afectada por la ley de amnistía y otras cesiones posiblemente más peligrosas.
Justamente, la estabilidad política –no hablo ya de la presupuestaria– tiene mucho que ver con el respeto y agotamiento de los mandatos electorales; de las legislaturas, cuando hablamos del Estado o las comunidades autónomas. Es un síntoma de salubridad institucional, haya o no alternancia o fin de ciclo. Pero una cosa es lo deseable y otra la realidad, máxime cuando se gobierna en coalición o con apoyos externos continuos. Cuando se instauró el Estado de las Autonomías sólo podían disolver anticipadamente sus parlamentos las comunidades de autogobierno pleno (País Vasco, Cataluña, Galicia y Andalucía). En una posterior reforma, las autonomías de vía lenta, como Asturias, pudieron introducir en sus estatutos la disolución anticipada de sus asambleas, aunque para lo que restaba de los cuatro años de mandato; lo que hizo, sin fortuna, el señor Álvarez-Cascos. Ya en este siglo, alguna región, como nuestra vecina del sur, dio otra vuelta de tuerca, igualándose a las 'históricas' y consiguiendo poder convocar elecciones, para legislatura entera, cuando al presidente de turno le pareciera oportuno. No es, de momento, el caso de Asturias, por lo que si no se reforma el Estatuto habrá elecciones autonómicas en 2027.
En el caso de nuestra Universidad, el rector Villaverde se ha acogido a la aprobación de unos nuevos estatutos universitarios, vinculados, a su vez, a una nueva regulación orgánica del sistema universitario en la que se establecen mandatos únicos de los rectores por seis años, pero pudiendo añadir los previos. Parece lógica la decisión, aunque, como todo, aunque el fondo sea irrebatible la forma puede ser discutible, porque no era preciso fijar un calendario de urgencia que, en efecto, puede arrumbar expectativas legítimas de posibles contrincantes. Elección es el acto de elegir, que, como bien dice la RAE, supone escoger o preferir a alguien o algo para un fin. Con candidato único no hay opción posible. Como el menú de plato obligatorio. Aunque es fácil que don Ignacio Villaverde se sepa muy arropado en las urnas e intuya que, con dos o con seis meses, no se presentaría contrincante alguno.
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