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La Universidad de Oviedo, con tanta austeridad de medios como trabajo riguroso y buen gusto, inauguró en su edificio histórico una exposición conmemorativa del centenario del fallecimiento de uno de sus próceres más significados. Son muchas las vertientes desde las que se puede analizar la ... vida y obra de don Fermín Canella Secades a quien mucho debemos no solo los universitarios, sino toda la cultura asturiana, ya que, gracias a su Historia del Distrito Universitario de Oviedo, pudimos no perder todo el conocimiento sobre la Universidad y sus enseñanzas subordinadas, tras la brutal destrucción de 1934. Canella, un erudito completo, fue catedrático, rector, cronista de Oviedo y Asturias, senador, en la década previa al Golpe de Primo de Rivera y, sobre todo, un gran asturianista.
He podido, por razones familiares –mi abuela paterna era sobrina suya– colaborar modestamente en esta muestra que nadie debería dejar de contemplar. Conocí su casa, en la calle Fruela nº 9 de Oviedo, adonde acudía, de niño, con mi hermana, acompañando a mi padre que, amén de pariente, era médico de Carlos Canella Muñiz, hijo del antiguo rector; militar y fiel continuador del valioso archivo paterno, hoy libremente accesible en la Biblioteca de Asturias. La vivienda, cuatro décadas después de la muerte del rector, seguía igual, como un museo difícil de borrar de los ojos de unos niños que iban a casa del tío Carlos, indefectiblemente, los días de cabalgatas de Reyes o de América en Asturias para ver desde allí los desfiles. Comentamos, ahora, que qué pena no disponer de dispositivos portátiles de grabación en aquellos tiempos para reproducir el intocado mobiliario de don Fermín que, eso sí, retenemos con exactitud en nuestras retinas. Hasta la muerte de la viuda de Carlos, en 1994, seguimos acudiendo frecuentemente a aquel domicilio donde tanto amor a Asturias se había traducido en textos imprescindibles en nuestro acervo cultural.
Canella fue el rector del tercer centenario de la Universidad, celebrado en 1908, al que acudieron rectores de media Europa y otras latitudes. El Grupo de Oviedo había sido una verdadera revolución pacífica en el mundo de la enseñanza superior y de su proyección exterior, a través de la Extensión Universitaria, hoy generalizada en todas las universidades del país.
La guerra civil supuso, en muchos sentidos, la ruptura con los grandes intelectuales de entre siglos. Así la importancia de Don Fermín, cuando yo estudié, no se transmitía desde las tarimas en la Licenciatura en Derecho, del que algo sabía por razones familiares y del que conocía su calle, a pocos metros de la Escuela Preparatoria donde estudié antes de ingresar en el Instituto Alfonso II. Una calle, por cierto, que se le otorgó aún en vida, el 3 de abril de 1923, siendo alcalde don Enrique Gómez Pelayo, cesado pocos meses después tras el golpe de Estado. Y lo mismo pasó con los epígonos de aquel Grupo; varios, incluso, asesinados en ambos bandos de la forma más irracional.
En septiembre de 2019, me cupo el honor de dictar la lección inaugural de curso en la Universidad de Oviedo y elegí el tema de Parlamento y Universidad: los senadores por la Universidad de Oviedo. Se trataba de indagar cómo y quiénes habían accedido a la Cámara Alta en representación de esta institución académica. Así fue cómo me encontré, una vez más, con don Fermín. Fallecido Félix Aramburu, exrector y senador universitario, el 30 de abril de 1913, tomó el relevo en la senaduría Fermín Canella Secades, quien, siendo rector desde 1906, no pudo presidir la mesa electoral, haciéndolo el decano de Derecho, por entonces don Gonzalo Berjano, y venciendo, el 15 de junio de 1913 a su compañero don Aniceto Sela Sampil. Y sería reelegido en 1914, 1921 y 1923.
En esa época, inmediatamente previa al Golpe de Primo de Rivera, me encontré con Canella en el Senado, junto a sus antiguos compañeros de Claustro, Rafael Altamira por la Universidad de Valencia y Adolfo Posada, por el Partido Reformista en la provincia de Oviedo. Incluso firmaron iniciativas en comúnParece significativa la desaparición de Canella a la par que se suspende la democracia en España y, de facto, se muere el régimen constitucional de 1876, en el que don Fermín había vivido y desarrollado toda su actividad desde los 28 años. Creo que es buen momento para conocer o recordar a una de las personalidades más significativas y cultas del asturianismo.
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