![Diez reflexiones sobre la ruta ferroviaria a Madrid](https://s1.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/2024/04/19/93638375-kXzC--1200x840@El%20Comercio.jpg)
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Enumero una decena de consideraciones, evidentemente personales y sujetas, como dicen los dictámenes jurídicos, a cualesquiera otras mejor fundamentadas.
Primera. Estamos de enhorabuena porque, en efecto, de mañana en un mes, habrá dos trenes Avril para ir a Madrid y otros dos para volver. Felicidades ... a todos, instituciones en particular y satisfacción por la reacción del Ministerio de Transportes que, por una vez, se ha mostrado ágil en lo que fue un fiasco muy sonado. Uno más en cuestión de material rodante.
Segunda. Me congratulo de que la hostelería y los viajeros del maletín ejecutivo hayan logrado que la primera locomotora del día –laboral– arranque de Gijón a las seis de la mañana, aunque no se estacione, por ocho minutos, en Chamartín a esa anhelada hora de las nueve y media, que algo de mágica debe de tener para que no pueda moverse unos minutos. Me figuro, por la experiencia de mis compromisos académicos en la capital, que se trata de llegar a actos o reuniones que comienzan a las diez de la mañana.
Tercera. Me ilusiona que se vayan reduciendo los tiempos de viaje, aunque lo de los veinte minutos esté en veremos, haya o no paradas en Mieres y Pola de Lena. La estación término madrileña está en pleno zafarrancho de combate y no sólo de la completa terminación de las obras depende el desiderátum de las menos de tres horas hasta Oviedo.
Cuarta. Aún debemos esperar para aumentar las frecuencias; la suma de dos Alvia diarios puede satisfacer la oferta con Madrid, pero en la Villa y Corte no se acaba todo. Pongo un ejemplo puramente personal. Viajo con alguna frecuencia a Valladolid, para compromisos que empiezan a media mañana. Si antes –y a veces en días gélidos– tenía que buscarme la vida casi tres horas al salir de Campo Grande, ahora será media hora más, al adelantarse la salida de Asturias. Y doy fe de que a Pucela o a Palencia viajan no pocos asturianos. Y de las ocho y media a las once y media hay un hueco que, reloj en mano, se hace eterno. Ya sé que no se puede contentar a todos, pero hacen falta más servicios intermedios.
Quinta. Me preocupa pensar que todo está programado para que empresarios, gestores o técnicos de esta tierra vayan a solventar sus papeletas a Madrid. Es lógico y admirable, pero, de la Meseta a acá, fuera de vacaciones o de incursiones turísticas, ¿quién está preocupado por venir al Principado a encauzar sus negocios? Ciertamente, sí; algunas personas, en ocasiones representativas de firmas importantes. Pero el porcentaje de emprendedores que salen y que llegan no dice demasiado del magnetismo económico o laboral de Asturias. Y aunque Madrid es la reconocida capital, estamos ante una resurrección de la España radial que, creo, no se produce, sino al contrario, en otras comunidades.
Sexta. Insisto en que el AVE y sus sucedáneos tienen paradas intermedias hasta la capital y destinos más lejanos, como Castellón, donde presidiré un tribunal en junio. Creo que –igual que decía con las frecuencias– esto hay que potenciarlo. Para ir y para venir. Se ha hecho una publicidad estéticamente atractiva en las estaciones del trayecto –recuerdo la de Palencia– y debemos disfrutar de que el tren una ciudades y territorios llenos de riqueza; todo lo contrario del separatismo centrípeto. Confieso que ir a León en menos tiempo que en el coche propio, para mí, tan vinculado a los vecinos del sur, es un regalo que me voy a dar con frecuencia.
Séptima. Sí; León se ha acercado. De Pola de Lena está a menos tiempo que de esta villa a Gijón. Es la otra cara de la moneda que no debemos querer tapar con la alegría de los Avril. Veinte años de negligencia.
Octava. El Principado –y el consejero Calvo en particular– han sido sensibles a la necesidad, que algunos reclamamos reiteradamente, de servicios de transporte urbano que unieran rápidamente, especialmente pensando en consultas médicas, las alas y el centro. Creo que hay que seguir dándole vueltas a esto, pensando en las salidas y llegadas de la alta velocidad a Gijón y Oviedo. Las estaciones siguen estando lejos de Oriente y Occidente.
Novena. Quedan por ver con precisión las prestaciones y parrilla de los trenes de bajo coste y su implantación. Y añado más: su precio, como todos los servicios, fuera de ofertas promocionales. Obviamente, no sólo toman el tren personas con alta capacidad dispositiva.
Y décima. Aunque se han anunciado inversiones importantes para las cercanías y el ancho métrico, que la emoción compradora de billetes AVE no nos lleve a pasar a segundo plano de preocupación el estado de nuestras líneas interiores. Las que cohesionan Asturias y la hacen, también, más grande sin necesidad de cruzar velozmente ninguna cordillera.
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