Secciones
Servicios
Destacamos
La festividad que figura hoy en el calendario (no diré que 'celebramos') supone un culto a reírse del prójimo. Aunque no de todo el prójimo. No me imagino a un sargento burlándose de un coronel o al último becario de una multinacional haciendo lo propio ... con el CEO. Como casi todo en las relaciones humanas, el sentenciador o verdugo no es nadie sin una víctima. Porque lo de reírse de uno mismo se practica menos. Es cierto que hay personas con sentido del humor que llevan con resignación las inocentadas en carne propia, pero no es algo generalizado. Y tengo tan mal concepto –exagerando– del género humano, que creo que, si nadie se molestara con una broma, pesada o no, este hábito del 28 de diciembre no existiría. Porque, en esta u otra fecha, la práctica de destinar un día a un escarnio de bajo voltaje es universal. Y quiero distinguir, claramente, la broma, aunque no siempre sea 'inocente', con las novatadas crueles y denigrantes, aún no desterradas, ya lo hemos visto, en algunas residencias de estudiantes. Porque la supresión de la mili obligatoria ha cegado una fuente poderosa de imaginación burlesca, a veces rayana en lo delictivo.
Digo que esto de dedicar un día del año a la chanza con un ingenuo o despistado no tiene fronteras. No hay jornada del año en que no se quiera conmemorar algo. Desde cuestiones históricas o de lucha contra las calamidades de la humanidad a la evocación de esta o aquella mascota.
Tal como la conocemos en España, lo que demuestra su antigüedad, el 28 de diciembre está generalizado en casi toda la América hispana (México, Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Cuba, El Salvador, Guatemala, Panamá, Paraguay y Uruguay, que yo sepa) e, incluso, en tiempos no tan lejanos, se celebró en Bélgica.
En culturas próximas, el sucedáneo de nuestras pobres víctimas de Herodes tiene lugar el 1 de abril. En Italia –y lo viví– se llama 'Pesce d'aprile'; exactamente igual que en Francia (Poisson d'avril); en Portugal y Brasil es denominado como el 'Día de la mentira', mientras que, en Australia, Estados Unidos y el Reino Unido es el 'fool's day'. Alemania –y actualmente Bélgica– no se escapan del primero de abril que, en España, tuvo otro significado que mejor no recordar.
El origen de la elección de este dígito del calendario primaveral es muy discutido y es fácil de ver, en cualquier buscador, hasta qué punto se yuxtaponen leyendas, como casi siempre mezcladas con lo religioso, sin pies ni cabeza. El pez de abril es, sin más, el pardillo. Quien es carne de cañón para tomarle el pelo o lograr que haga el ridículo. También, en castellano, el sustantivo pez tiene, en expresiones usuales, más acepciones que las del vertebrado que se mueve por las aguas. Todos sabemos lo que es un pez gordo; lo que significa estar pez o incluso, 'picar el pez', que es exactamente lo mismo del 1 de abril foráneo: un incauto que ha tragado una añagaza.
Pero, como hoy estamos ya despidiendo 2024, miro hacia atrás y veo las infames inocentadas que nos han colado durante meses y años y que ya sabemos que eran submarinismo en el desierto. Vengo insistiendo en tantas promesas incumplidas en Gijón; o pienso en la antigua ciudad sanitaria de Oviedo que, hace tres años, se anunció en los medios (¡una vez más, la hemeroteca!) que iba a albergar, sin demora, centros universitarios para que, a la vez, la justicia tomara los inmuebles académicos de Llamaquique; o pienso en los soterramientos ferroviarios estancados o demorados… No hace falta ser Fermín Canella para saber que no hay concejo que no siga esperando su maná particular. Y hay retrasos o postergaciones entendibles, pero otros que son insoportables. Y cuando la espera coyuntural se vuelve realidad estructural podemos gritarnos a nosotros mismos lo de ¡inocente!, ¡inocente! propio de este día. Pero, ciertamente, estos fraudes no podemos asumirlos ni en broma. Y quiero pensar, por una vez, que las fuerzas políticas y sociales del Principado no presenten fisuras en un acuerdo por la defensa de la financiación asturiana. Ojo: no sólo para no salir escaldados del reparto de la tarta, sino para velar, con verdadero sentido de patriotismo, para que no se acepten privilegios medievales que, tarde o temprano, se traducirán en desigualdades –muchas y diversas– entre territorios, lo que no es otra cosa que una completa falta de equidad entre contribuyentes y usuarios de servicios públicos universales.
Hay quienes se sienten abochornados si en esta fecha se les coloca el tópico muñeco de papel en la espalda, pero no se inmutan cuando se les carga al lomo un insufrible saco de piedras. Menos mal que todos nos estamos deseando un venturoso año nuevo. Todo arreglado.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.