Me da mucha pena ver todo lo que está ocurriendo en torno a la ampliación de Cabueñes, cuyas obras han sido paralizadas en seco por el Principado por la pretensión de la UTE de arañar un sobrecoste escandaloso. El hospital gijonés, un centro sanitario referencial ... en la ciudad, se merece mucho más. No soy amiga del victimismo pero Cabueñes siempre ha tenido que partirse el cobre más que otros para conseguir crecer e incorporar las técnicas más avanzadas. A la antigua Residencia le sobra capacidad y tiene profesionales de excelente valía para estar entre los centros punteros. Pero no siempre contó con el apoyo necesario para hacerlo realidad. Eso, a pesar de atender tantos pacientes y realizar tantas cirugías como muchos de los grandes hospitales del país.

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Poner a funcionar un nuevo servicio sanitario en Gijón es casi como echar una instancia al Rey. Fue así ya desde la época del extinto Insalud, cuando había que golpear muchas puertas para conseguir que aquí también hubiera atenciones tan básicas como maxilofacial, reumatología, cardiología, radioterapia e, incluso, cirugía vascular. Que Cabueñes obtuviera permiso y dinero para su primer arco de hemodinámica costó sangre, sudor y lágrimas (y más de un golpe sobre la mesa de la gerencia del Sespa). El mismo camino de lucha tuvo que seguir para adquirir la categoría de universitario y hace bien poco 'peleó' en los despachos capitalinos para no quedar fuera de la cirugía robótica y los Da Vinci. Solo espero que la ampliación no se convierta en otro parto con dolor.

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