La decisión de Arcelor de paralizar su proyecto de la planta DRI en Gijón, con la que supuestamente iba a avanzar en la reducción directa ... del mineral de hierro, ha sumido a Asturias en la incertidumbre total. El anuncio por sorpresa del gigante del acero, una de las principales venas productivas sobre la que se asienta la región, ha generado una cascada de reacciones desde el ámbito político y económico, tanto dentro como fuera de España. Pese a ser la empresa que más ayuda recibe del Estado (cerca de 500 millones de euros), a Arcelor no le encaja adentrarse ahora en el negocio del 'acero verde'. No lo ve económicamente rentable. Es decir, no ve negocio. Y, ya saben, cuando Arcelor habla, Asturias entra en pánico.

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El caso es que podríamos utilizar la 'repetida' y 'cíclica' crisis de Arcelor para repensar esta Asturias industrializada y contaminada, y así avanzar en otro tipo de estrategias que, a futuro, puedan ser igualmente beneficiosas y mucho más limpias. En la región, existe un nutrido y potente tejido de pymes, con empresas innovadoras y tecnológicas, que a buen seguro sabría invertir muy bien esos 500 millones de euros de dinero público. También tenemos un sector turístico con mayor músculo y tirón, pero no el de los macrocruceros que apenas dejan 14 euros por viajero, sino el que nos equipara al verdadero 'Paraíso Natural'. Sería importante que comenzáramos a ver que hay vida, y mucha, más allá de Arcelor.

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