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Gramnésicos perdidos

Que la memoria es una de las grandísimas mentiras lo aprende una a medida que escucha el modo en que un familiar o amigo recuerda como propias aquellas cosas que vivimos y que le contamos

Sábado, 4 de enero 2025, 01:00

Siempre supimos que la memoria era engañosa y la llamábamos selectiva, memoria falsa, apropiación de recuerdos ajenos. Qué fascinante todo lo que tiene que ver con la capacidad del cerebro para recordar, para olvidar, para montarse historias a partir de determinados datos y convertirlas en ... recuerdos propios. Que la memoria es una de las grandísimas mentiras (y desde luego, no siempre intencionada ni mucho menos) lo aprende una a medida que escucha el modo en que un familiar o amigo recuerda como propias aquellas cosas que vivimos y que le contamos sin saber que el simple hecho de verbalizarlas implicaba una donación: a partir de un momento determinado, esa persona jurará que aquello tan divertido le sucedió a él. Y lo que es peor, seguramente lo cree sin ningún tipo de conciencia de haber hurtado la memoria ajena.

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