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Nada puede evitar que el signo de los tiempos sea el que es, y bien está así. Nada en contra de la tecnología, de su desarrollo, de la implantación sistemática en la sociedad y de la forma de vivir que se ha convertido en la ... única. Poco a poco (pero si uno lo mira en diacronía, a velocidad supersónica), hemos ido pasando de vivir sin todo lo que supone la red, a instalarnos en un modo de habitar lo virtual y lo real, y camino vamos, de no poder hacer esa diferencia entre lo palpable y lo que también acabará por serlo.

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