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El Ministerio de Hacienda va a empezar a negociar con los gobiernos autonómicos la quita de la deuda, tal como quedó aprobada en el último ... Consejo de Política Fiscal y Financiera. Las once comunidades autónomas gobernadas por el PP y Canarias rechazaron la condonación, siendo Asturias, Cataluña y Castilla-La Mancha –las tres únicas que tienen presidente socialista– las protagonistas de la negociación. Al parecer, el consejero de Hacienda, Guillermo Peláez, no acudirá a Madrid, así que, en principio, el asunto a tratar será puramente procedimental, sin margen para las decisiones políticas.
El fondo de la operación de condonación de la deuda autonómica es cien por cien político, de modo que los detalles formales tienen un significado importante. Todo se está realizando de manera bilateral, desde el inicio del proceso, cuando en plena negociación de la investidura de Pedro Sánchez, el ministro Félix Bolaños y el dirigente independentista, Oriol Junqueras, acordaron reducir un 20% la deuda de la Generalitat con el Estado. En el Consejo de Política Fiscal y Financiera, Montero explicó el farragoso sistema utilizado para perdonar parte de la deuda a las regiones, sin dar la posibilidad a los consejeros de Hacienda de discutir el método utilizado por Montero. Ahora, las citas para cerrar la negociación se hacen de forma bilateral y, me temo, que con escasa información al público.
Los gobiernos socialistas que se avinieron al acuerdo tienen su parte de responsabilidad. El caso de Cataluña es especial porque la quita se pactó con el Gobierno de ERC y los frutos los recogerá el Ejecutivo presidido por Salvador Illa. Aunque todo lo catalán va a 'més a més', es impensable que Illa no se conforme con la cantidad acordada por Junqueras. Barbón y García-Page aceptaron la condonación, lo que supone dar el visto bueno a un sistema de reparto caprichoso, porque pone el acento en algunas características que no tienen nada que ver con la deuda, como la elevación del IRPF, para favorecer así a Cataluña. Un reparto guiado por el sentido común, basado en la población de cada región, hubiera llevado a que le fueran condonados a Asturias más de 2.000 millones de su deuda, en vez de los 1.508 otorgados por la ministra de Hacienda.
No me preocupa tanto la cantidad acordada, cuanto el método seguido. La bilateralidad en la negociación y la asimetría en los resultados abre la puerta a un futuro sistema de financiación territorial más injusto que el actual y basado en el privilegio catalán.
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