División en el Gobierno

En el caso de Asturias se da una circunstancia añadida: la fabricación española de armas tiene su plaza fuerte en la villa de Trubia (Oviedo); hay planes concretos para que crezca y se desarrolle también en otros lugares del centro de la región. Belarmina Díaz, consejera de Transición Ecológica, Industria y Comercio, declaró que «Asturias puede ponerse a la cabeza del país en los desarrollos de la industria de Defensa». Se le abre a Asturias una gran oportunidad para el crecimiento industrial, que sería absurdo menospreciar.

IU tiene una visión opuesta. María José Miranda, secretaría de organización de IU, (número dos en la jerarquía del partido), mostró su rechazo «al incremento del gasto militar». Dejó otras dos reflexiones que merecen comentario, al abogar por una «mayor integración y coordinación a nivel europeo en materia de defensa y seguridad». La integración y coordinación es necesaria, porque la Unión Europea necesita un ejército europeo, no 27 unidades militares independientes con mando propio. Ahora bien, es impensable la integración militar sin elevar sustancialmente el gasto en Defensa. Ni Bruselas ni nuestros socios aceptarían esa falta de compromiso por parte de España. Miranda añadió que «la industria debe servir para fortalecer la no subordinación europea a intereses externos, pero Europa no puede volver a políticas de austeridad y recortes sociales». No señala la dirigente de IU el primer objetivo del rearme: proteger a los países occidentales de la amenaza rusa. Esa es la manzana de la discordia entre PSOE e IU. Todavía pesa la vieja cultura del PCE: Rusia es progresista, igualitaria, mientras que el capitalismo (EEUU) es reaccionario. Aunque invada Ucrania, Rusia forma parte del bando de los buenos. Esa es la razón última para no aumentar el gasto militar. Si no se ve la atrocidad de Putin, hay que graduar la vista.