Cielo e infierno

La propuesta de Xabel Vegas hay que contextualizarla. La Consejería de Salud acaba de anunciar que estudia reducir la brecha salarial que hay entre otras regiones y Asturias, en materia de compatibilidad. La doble dedicación en nuestra región se penaliza con una reducción de 1.026 euros al mes, forzando de facto la incompatibilidad. En otras comunidades el recorte en la nómina es más leve.

Por otro lado, Mónica García, ministra de Sanidad y líder de Más País, quiere dar una vuelta de tuerca a la incompatibilidad, prohibiendo que los galenos que terminen el MIR puedan durante cinco años prestar servicios fuera de la sanidad pública. La misma prohibición la quiere extender a jefes de servicio y altos cargos de hospitales. Xabel Vegas lo tiene claro: «no nos imaginamos que un alto cargo del BBVA pueda trabajar en el Banco Santander».

Para analizar este asunto hay que partir de la cruda realidad: los servicios de salud pública, hospitales y centros de salud, están desbordados. La demanda crece con el envejecimiento (Asturias, Galicia, Castilla y León) y el crecimiento (Madrid, Cataluña, Valencia) de la población, y la oferta está limitada por la falta de médicos. ¿Qué demanda el interés público, la exclusividad o la posibilidad de incrementar la oferta en centros privados? ¿Cómo se reducen las listas de espera, con el actual sistema de trabajo o permitiendo que haya más recursos asistenciales? Siempre que la red pública deriva pacientes a la privada ganan los enfermos, porque el ahorro de tiempo beneficia la salud. Hay que estar muy ideologizado para poner por delante de las necesidades de los pacientes, las consignas rancias de una izquierda que no evoluciona. Las prohibiciones y exclusividades se basan en la creencia de que lo público es el cielo y lo privado, el infierno.