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Los nombres de lugar encierran memoria del pasado. Aquí, en la Asturias conquistada e invadida por las tropas del broncíneo Augusto que nos saluda desde las termas del Campo Valdés, la romanización dejo huellas que se pueden rastrear por topónimos. El mismo nombre de Gijón, ... hoy lugar cubierto de asfalto y cemento, pero antaño solar selvático y fangoso para osos y jabalíes, proviene de que fue puerto de refugio. Los escasos y pesados barquitos que de aquella hacían navegación de cabotaje, si el Cantábrico se enfurecía hallaban refugio en 'sessio, sessione', es decir, Gijón. Las eses mal grabadas en piedra del 'in sessione' de un antiguo texto, quebradas y sin curvas, dieron origen a Geggione y luego a Gijón al ser interpretadas como ges. Para hacerse una idea, fue un proceso similar al de escribir en un cartel San Saturnino con unas eses al revés y sin curvas, y así se bautizó a Zanzabornin. Los romanos, cruel horda de guerreros genocidas y xenófobos, no toleraban al prójimo no romano, al que en el mejor de los casos, esclavizaban. Y si se ponía rebelde y bravo, 'vae victis', lo crucificaban, y recuerden esa célebre crucifixión que algunos conmemoran en estas fechas semanasanteras. Los legionarios veteranos, una vez reducidos los pobladores autóctonos, se repartían el territorio conquistado. Y así los Vibius, los Vera/inius y el resto de una ralea de señores de vidas y haciendas fueron ocupando con sus viviendas los altos que rodeaban las infectas charcas y marismas palúdicas costeras que imposibilitaban la vida en un área que hoy habitamos sin daño los gijoneses. Por respeto a su cultura, tradiciones y dieta, aquellos dueños del cotarro nos legaron variados topónimos. Por ejemplo, por las solanas que ascienden hacia el Pico Fario sembraban trigo, en latín 'far, farris', justo en el valle de Baldornón, 'val' de 'ornus«, que es olmo o fresno. Y también, para honrar a sus divinidades, plantaron por allí algún templete, 'fanum', como el desaparecido del pueblo de Fano, probablemente una capillita dedicada a la diosa, »deva«, Juno. ¿Les suena de algo una tal Deva, esposa del dios máximo Júpiter, 'Jove, Iovis, Xove'. Así agradecían a Juno que les abasteciera de agua limpia mediante la fuente sita en la falda del Picu Juin, es decir, del monte de Juno. Y para acabar, otra curiosidad. Sepan que en las fincas de ese mismo valle de Baldornón en donde los esclavos romanos sembraban escanda, un poderoso trigo, aun hoy hay gente que conserva en casa el viejo molino de piedra con el que elaborar 'farina', ya saben, 'far' para pizzas y hogazas. Y es que aún perdura mucha Roma por estos lares.
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