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De nuevo resuenan cañones, ahora en Sudán, para resolver al estilo africano un conflicto entre matones armados para su guerrita particular. Para comprender por qué se repite tanto la imbecilidad inhumana en ese continente, lean el libro de Albert Sánchez Piñol, 'Payasos y monstruos', donde ... se da un repaso a la biografía de los Idi Amin Dadá, Bokasa, Mobutu, Obiang y tantos otros asesinos que se han aupado a los tronos presidenciales de tan malhadado territorio. África tiene menos habitantes que China o que India, pero es incapaz de alimentarles. Por eso, de vez en cuando y para deshacerse de los excedentes, emprenden sangrías demográficas que, en su caso, se hacen con sangre de la de verdad. Recuerden el millón de muertos habidos en Ruanda tras la pelea racista entre hutus y tutsi. Y también a los actuales suicidas que optan por adentrarse en la mar remota a bordo de inservibles pateras para huir a algún paraíso que pronto se les volverá infierno, (mira cómo berrean los forofos a los jugadores negros en los estadios). Lo africano acaba de tener un reflejo menor en el vecino Yemen, en donde el reparto gratuito de unos pocos euros atrajo a una multitud que sucumbió aplastada por la avalancha de su propio peso.

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