Veníamos de años felices, cuajados de alegría, paz y rutinas como aquellos 'happy twenties' de hace un siglo. Y de repente se presentó esa especie de 'crack del 29', Gran Depresión, que esta vez llegaba con apariencia de ruina, inflación desatada, paro, subida de costes, ... sueldos bajos, pandemias, migraciones del hambre, sequías, devastación agraria, guerras de Putin, y mucha aflicción impregnada de incertidumbres. Se repite así una historia similar a la de hace justo un siglo, y en lo político social también se reproducen algunas conductas grupales de antaño. De aquella, surgieron muchos movimientos promovidos por salvadores de patrias, esa primitiva especie de predicadores pararreligiosos como el pastor Jim Jones en Guyana, o el tonto ayunador de Uganda Kibwetere, gentuza que bajo pretexto de salvar al prójimo, sólo consigue su suicidio colectivo. La crisis de los felices veinte del siglo veinte aupó a viles demagogos que ofrecían falsos horizontes de esperanza a los desheredados. Fueron los años de la 'Marcha sobre Roma' del fascista Mussolini. En España, de la subida al poder del dictador militar Miguel Primo de Rivera, padre de Jose Antonio, fundador de la Falange, ambos devotos de los aires totalitarios que soplaban en Europa, vivos ejemplos a seguir por su sucesor, el dictador Franco. Mientras en Alemania la cosa fue de racismo, antisemitismo, campos de concentración y asesinatos masivos. Porque allí Adolfo Hitler trató de arreglar lo suyo por la vía violenta del imperialismo bélico y la extorsión social. Reparen en que su primer movimiento de ficha consistió en la quema del Parlamento, el Reichstag. Y el segundo, el asesinar a camaradas disidentes, revivan la 'Noche de los cuchillos largos', para dejar bien claro desde el principio que un Führer como dios manda, y manda mucho, no tolera que nadie cruce la raya roja marcada por él. Y para que comprueben que es cierto que la historia se vuelve a repetir, examinen si el papel que ahora algunos prescriben para las mujeres coincide con el que los nazis establecían para las suyas, el de las tres kas, 'kínder, küche y kirche', niños, cocina e iglesia, y así deducirán por dónde va a discurrir la cosa.
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Un político que compare épocas debería exigir que la felicidad social dependa de la capacidad humana para resolver problemas mediante soluciones racionales, cooperativas y eficaces, y no en repetir infaustos modelos del pasado. Aunque, claro, vete tú a contarle eso a un memo de esos que prefiere votar a 'heilhitleres'....
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