¿Hay tsunami, o no?

Efectivamente, los resultados favorables a la derecha han tenido un mayor rendimiento en términos de poder político por la división de las izquierdas que en términos cuantitativos de votos. Así que la auténtica prueba de fuego para comprobar si en el seno de la sociedad se ha ido gestando un tsunami electoral será el 23 de julio, cuando se pronuncie el fallo en la causa general a la izquierda populista. Aunque Yolanda Díaz afirme lo contrario, las generales sí son sobre los cuatro años de gobierno de coalición PSOE-Podemos y el resto de socios de investidura. No se puede hacer borrón y cuenta nueva, cambiar siglas, vetar a un par de dirigentes de Unidas Podemos y abrir una nueva etapa «porque España nos espera». El 23-J el pueblo va a decir si quiere la revolución blanda que ha supuesto un intento de la ruptura con el régimen de la Transición. Si está, o no, por una España plurinacional. Si es partidario, o no, de acelerar la ingeniería social que la izquierda llama derechos sociales impuestos en la ley trans o ley del 'sólo sí es sí'. Si hay, o no, tsunami no lo va a decidir ni el hecho climatológico, ni el cainismo de la izquierda, ni siquiera la valoración de Sánchez versus Feijóo. Ni siquiera el salario mínimo, la reforma de las pensiones, los fijos discontinuos, los fondos europeos. Es una votación política sobre la polarización social, familiar, histórica, identitaria. Se votará la reafirmación del cambio de régimen o la conservación de la herencia del 77. Y ese no es solo un asunto de izquierda o derecha.