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El gazpacho de Sègoléne

La pregunta es a qué precio están pagando los campesinos y ganaderos de la Unión Europea la obsesión verde

Jueves, 8 de febrero 2024, 01:09

En medio de la revuelta de los agricultores franceses con las naranjas, los tomates y el vino de procedencia española esparcidos por las carreteras al otro lado de la frontera, Ségolène Royal, una veterana política socialista del hexágono, decía en la cadena de TV BFM ... que los tomates españoles bio son «incomibles». Que son falso bio y que no respetan las limitaciones fitosanitarias francesas. Esta 'Pasionaria' de la política gala, especialista en pisar todos los charcos (en este caso, como dicen sus compatriotas, el charco del gaspacho-bio), estaba a punto de anunciar su intención de liderar una lista de unidad de la izquierda a las elecciones europeas. Aunque su carrera política no atraviesa el mejor momento, no hay que olvidar que Royal ha sido ministra de Medioambiente de Macron y su voz tiene una audiencia importante en la opinión pública gala. Y sabe que el guiño a los agricultores jaleando la nueva leyenda negra sobre los productos agrícolas españoles es siempre una apuesta segura para rebañar votos campesinos. Es lo que se ha llamado ya eco-populismo. Durante años no ha hecho sino alimentar el caldo de cultivo de una política medioambiental puramente ideológica, sin tener en cuenta ni razones económicas ni argumentos científicos. Una ola ecologista que, especialmente en los países más desarrollados de centro-Europa, ha captado importantes espacios electorales convirtiendo a los Verdes en partidos decisivos para conformar mayorías de gobierno y Parlamento UE, sobre todo de la galaxia 'progre'.

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