Los terroristas de Hamás llevaban sujeta en la frente una cámara de vídeo GoPro, que graba todo lo que hace su portador, violaciones, asesinatos, secuestros, para inmediatamente subirlos a las redes sociales y difundir su hazaña. El terror es el mensaje. El objetivo es conmocionar ... a la opinión pública y movilizar a todos sus seguidores globales. ¿Por qué Hamás decide entrar a sangre y fuego en territorio de Israel sabiendo que las consecuencias para sus militantes y la población civil podrían ser catastróficas? Porque el objetivo primordial era lograr, precisamente, lo que está ocurriendo ahora: que todos los medios informativos y la clase política mundial vuelva sus ojos al conflicto de Oriente Próximo. Según David Colón, especialista en manipulación de masas, «la batalla de la emoción es un elemento central de esta guerra de la información». Porque la segunda fase de la guerra informativa es la puesta en escena de las víctimas. 'The New York Times' tituló en portada el 17 de octubre: «Un ataque israelí provoca centenares de muertos en un hospital en Gaza». La versión de Hamás. Su ministerio de Sanidad cifró el balance de víctimas en 471 cuando, según otras fuentes, la realidad era entre 10 y 50. Veinticuatro horas después el rotativo estadounidense tuvo que rectificar. La destrucción del hospital palestino hizo bascular a la opinión pública y pasar a segundo plano los asesinatos y secuestros del 7 de octubre. Ahora liberan a cuenta gotas algunos rehenes «por razones humanitarias». Ya no hablan de cambiarlos por sus colegas encarcelados en Israel.
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El relato de los acontecimientos cambia cada día para activar las emociones de la opinión publica. Hamás dice que han muerto 2.300 niños en Gaza desde que empezó la guerra. Sus cifras no las puede contrastar ningún periodista. Alguien dijo: «Cada uno tiene derecho a su propia opinión, pero no a sus propios hechos». Los israelíes no se habían atrevido a difundir las pavorosas imágenes de la masacre de Nir Oz. Pero ante el impacto de los vídeos del hospital han decidido entrar en la batalla de la información y la «puesta en escena de las víctimas». Sin embargo, no es lo mismo que un corresponsal cuente lo que ha visto que las imágenes desgarradoras de la destrucción y las víctimas de Gaza que rebotan en todas las televisiones del planeta. La movilización a favor de las víctimas palestinas por todo el mundo fue inmensamente superior a la congregada por la masacre de los kibutz. Desde 2002 Hamás ha recurrido a la información como arma asimétrica, porque la propaganda le permite compensar su debilidad militar. Hasta el secretario general de la ONU, António Guterres, ha caído en las redes de la emoción y la propaganda.
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