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Hace ahora un mes compartía mesa en Gijón con Marcelino. Bueno, lo de compartir mesa y mantel con Marcelino era puro lenguaje figurado. Comía poco, muy poco, mientras hablaba y hablaba, en su afán por explicarme, una vez más, las claves para entender la intrincada ... política asturiana. Mientras yo devoraba, él movía lentamente los cubiertos en el aire para deshacer tópicos y darme luz. Con paciencia, con delicadeza, con esa amabilidad infinita que se gastaba el director de EL COMERCIO.

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elcomercio Una despedida injusta