![La vivienda y la tasa Tobin](https://s2.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/2024/07/13/96217171-knrF--1200x840@El%20Comercio.jpg)
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Cuentan que el prestigioso economista James Tobin (Illinois 1918-2002), hombre ecléctico a caballo entre el keynesianismo y el monetarismo, antiguo asesor de John Kennedy y Premio Nobel de Economía del año 1981, decía que había dos imágenes en su mente que indicaban cómo había ... cambiado Estados Unidos en medio siglo, cambiando un mal por otro. En lenguaje 'guay' actual, como dos selfis sociales.
La primera imagen que conservaba Tobin en su retina era la de Ross Park, la valiente ciudadana negra que en 1955 se negó a dejar su asiento en el autobús a un viajero de raza blanca, rompiendo así la costumbre abusiva de aquellos tiempos. La segunda imagen icónica, o selfi social, que recordaba Tobin, procedía de su ancianidad, cuando era evidente que ya no había el problema racial en los asientos, pero resulta que cuando subía una mujer embarazada o un anciano al autobús ya nadie se levantaba de su asiento para cederle la plaza y Tobin decía: «Algo hemos hecho muy mal para cambiar un problema grave por otro también grave». Lo que hubo por el medio fue medio siglo de educación tóxica e interesada, haciéndole creer a la gente que sólo tiene derechos y ninguna obligación. Pero ya dice un proverbio chino que «cuanto más tonto es el pez, más fácil resulta pescarlo». Por eso, está el cesto a tope de peces… tontos.
Siguiendo con Tobin, en 1972, en plena explosión económica, antes de la crisis de los petrodólares, él y su equipo de consejeros recomendaron la implantación de algún tipo de tasa moderada, una especie de TTF (Tasa sobre las Transacciones Financieras), con la finalidad de echar un poco de arena sobre los engranajes muy bien engrasados de los mercados financieros y así frenar un poco lo que se consideraba 'voracidad especulativa'. Con el paso del tiempo, Tobin vio cómo su idea era abrazada por los movimientos antiglobalización y antimercado y acabó renegando de su propia idea, llegando a pronunciar aquella famosa frase que decía «El aplauso más sonoro viene del lado equivocado».
Enlazando con la idea de Tobin, en España existen el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales o el IVA, los cuales en la transmisión de una vivienda no gravan el beneficio, sino la simple transmisión o cambio de titularidad de la vivienda. Pero, a diferencia de la idea de Tobin que hablaba de establecer una tasa en torno al 0,2%, aquí lo habitual es que ronde el 8%, lo cual constituye un clarísimo desincentivo y freno para la adquisición de una vivienda y encarece la misma para el comprador. Pero curiosamente, aquellos que ponen el grito en el cielo ante la carestía de la vivienda disparan sus dardos culpabilizadores contra todo tipo de enemigos, pero ninguno dice que ese 8% encarece el precio de la vivienda. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
El dato recién publicado que indica que de las hipotecas nuevas sobre viviendas, sólo el 6% corresponden a menores de 35 años, cuando hace dos décadas ascendía al 40%, evidencia la tremenda ineficiencia del erróneo planteamiento proteccionista actual. Lo que hay que hacer para resolver el problema de la vivienda es, sobre todo, dejar de poner más y más regulaciones que sólo generan ineficiencias y mercado negro, como recordaba el ilustre Hayek, ahora recordado por el innombrable Milei. O sea, si vemos que una medicina hace daño al paciente, la solución propuesta es aumentar la dosis y quien ose decir lo contrario recibe los epítetos descalificativos de neoliberal, etc., aunque quienes los pronuncian, en general, desconocen en lo más elemental su significado. La ignorancia siempre fue muy atrevida.
Occidente vive una decadencia miope y estrábica y se empecina en aumentar la dosis de dulce cianuro para el paciente. Lo que hay que hacer para resolver el problema de la vivienda está muy claro y se puede resumir en el siguiente decálogo:
1. Liberalizar suelo edificable, ya que eso disminuiría el precio del mismo y el suelo es el componente que más influye en el precio de la vivienda.
2. Reducir la carga impositiva sobre la vivienda, especialmente la referida al mencionado Ipto. de Transmisiones Patrimoniales porque encarece la vivienda. Hay que tener en cuenta que, en el fondo, la carga impositiva es asumida por el comprador debido a la elasticidad que tienen la oferta y demanda de la vivienda.
3. Borrar del mapa el erróneo y aberrante concepto proteccionista que hay sobre la vivienda. La legislación actual, que protege al inquilino moroso, ahuyenta a los arrendadores y eso hace subir el precio del alquiler o genera que se pidan unas garantías que muchos inquilinos no pueden reunir para poder alquilar una vivienda.
4. Eliminar las regulaciones legales que establecen topes a los precios porque la experiencia de más de dos mil años demuestra dos cosas. Si el tope fijado es más alto que el precio de equilibrio es como si no se hubiese fijado y si es más bajo, generará mercado negro.
5. Cambiar la legislación laboral existente que perjudica a los jóvenes mejor formados y favorece a los ni-nis y a aquellos que no quieren trabajar. Al final todos malviven y poca gente tiene sueldos suficientes para poder optar a la compra de una vivienda o a pagar el alquiler de la misma.
6. Fomentar la clase media. Todo lo contrario de lo que está sucediendo ahora, ya que asistimos al destrozo total de la clase media, lo cual traerá conflictividad social e inseguridad.
7. Cambiar el sistema educativo, cambiando demagogia por conocimientos. Cuanto mejor sea el nivel formativo (ojo, no los títulos), más oportunidades tendrá de conseguir un buen trabajo, aquí o en cualquier lugar del mundo.
8. La presión social dirigida por una clase política, que en gran medida es ignorante e irresponsable, condujo a que las entidades financieras tengan que asumir el coste del «yo no entendí, me engañaron, yo no leí, yo pensaba que…» y pidan muchas más garantías para conceder una financiación, cosa totalmente lógica.
9. El mercado de vivienda es, como otro cualquiera, oferta y demanda y aunque la población española está estancada, el número de hogares crece sin parar ya que cada vez el número medio de personas por hogar es más bajo (dentro de poco se accederá a la desgravación fiscal de familia numerosa teniendo dos perr@s o dos gat@s). Además, las parejas son muy inestables con lo cual la cuota del préstamo de la vivienda tiene que afrontarla una persona en lugar de dos, lo cual hace inviable su compra. Lo que está fallando no es sólo el mercado de la vivienda, sino el modelo de vida occidental que se derrumba con estrépito.
10. La vida es un pulso permanente entre el presente y el futuro. Con una incertidumbre tan grande como la actual, donde la familia ha sido destruida, nadie apuesta por el futuro y sólo se piensa en el presente inmediato. Por eso, nadie quiere sacrificarse y se vive el presente y la juventud, incluso la poca que puede, no ahorra.
Un país es lo que es su clase media y la española es como un limón exprimido al límite, pero al cual le quieren seguir sacando cada vez más jugo. Se acerca el Estado del Malestar. El proteccionismo es un cianuro dulce… pero mata.
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