Suiza es un país que siempre despertó sentimientos encontrados. Por un lado, parajes idílicos, diversidad de lenguas (francés, alemán, italiano y romanche), pero con una convivencia ejemplar entre las diferentes partes del país y la sensación de ser una democracia real, ya que se consulta ... a los ciudadanos sobre muchos temas para que decidan. Un país con un alto nivel de vida, pese a no tener salida al mar, conocido por su chocolate y por los quesos Gruyere y Emmental, y con una admirada y cuestionada trayectoria de neutralidad ante los conflictos bélicos, lo cual le dio grandes ventajas.
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Independiente hasta el punto de mantener su propia moneda, el franco suizo, y de no pertenecer a la UE, Suiza fue durante mucho tiempo paradigma del secreto bancario, lo cual le reportó grandes beneficios, pero también hizo que fuese refugio de fortunas de muy dudosa procedencia. La banca suiza guardaba y custodiaba bonos, acciones, joyas, oro, obras de arte, etc., y ofrecía refugio a la vez a judíos que huían del régimen nazi y a los propios nazis, cuando ya olfateaban el final de su poder o, después, cuando vivían en la clandestinidad. Dicen que también dio cobijo a la fortuna inmensa que atesoraba el dictador ugandés Idi Amín Dada (el que guardaba en el congelador el hígado y demás vísceras de sus depuestos ministros para comérselos), a la vez que el país presumía de pacifista. También acogió fortunas de otros dictadores populistas que dejaron a su pueblo en la más absoluta miseria. Ya decía James Bond, el de los buenos tiempos, o sea, antes de que el talibanismo occidental actual amenazase con convertirlo en algo inclasificable, que «el dinero no tiene patria ni bandera ni principios, pero es sensible y huye de los peligros». Años antes, el genial humorista norteamericano Groucho Marx ya había dicho que «el dinero es lo más miedoso que existe en el mundo» y, por eso, la seguridad y opacidad que ofrecía la banca suiza en cuanto a confidencialidad absoluta y secreto bancario atraían a grandes fortunas. Ahora, ese halo de misterio, respeto y glamour que despedía la banca helvética se está perdiendo y el dinero empieza a salir de sus arcas para ir a destinos como Hong Kong o Singapur, casualmente ambos destinos asiáticos. Pura coincidencia...
Ya en el año 1713, el cantón de Ginebra adoptó el secreto bancario y así se mantuvo, pero por costumbre comercial, no porque existiese una ley que garantizase dicha opacidad, hasta 1934. En ese año, el artículo 47 de la ley bancaria suiza estableció grandes sanciones económicas y penales para aquel que violase dicho secreto bancario, lo cual atrajo a grandes fortunas de países limítrofes, cosa normal, dado que en aquellos años Europa tenía reciente el final de la Primera Guerra Mundial y ya se cocía el inicio de la segunda. Además, en aquella época la banca suiza atravesó por una delicada situación, consecuencia del 'Crack del 29' que asoló a todo Occidente. Como ejemplo, de los ocho principales bancos suizos de aquellos tiempos, uno quebró, cuatro tuvieron que ser reestructurados y otro sobrevivió con grandes ayudas públicas. En ese entorno, establecer el secreto bancario por ley era un modo de atraer capitales y de remontar el vuelo. Y así se mantuvo hasta hace poco.
Otra razón que empujó a muchos países occidentales a mirar con malos ojos el secreto bancario suizo es el hecho de que la voracidad fiscal que se vive en muchas naciones hace que el dinero escape como pueda hacia destinos menos beligerantes, y, así, el resto de Europa comenzó a ver a Suiza como un problema, y la OCDE presionó al país helvético para que compartiese información fiscal sobre los depositantes de dinero en bancos suizos. Una opinión muy crítica con el secreto bancario suizo fue siempre la de Robert Mundell, Premio Nobel de Economía del año 1999, padre del euro y creador del concepto de las ZMO (Zonas Monetarias Óptimas). Mundell sostenía que la existencia de paraísos fiscales en medio de países que tienen una fuerte presión fiscal genera un conflicto evidente.
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A partir de ahí, con el secreto bancario herido de muerte, las entidades suizas tuvieron que afrontar cuantiosas multas internacionales por la opacidad y, lo que es peor, la banca suiza cedió y facilitó los datos. Como consecuencia, la confianza de los depositantes se evaporó y se diluyó como el queso en una de esas famosas fondues suizas. Uno tras otro, el Credit Suisse, el UBS, Julius Baer, etc. fueron cediendo. Otro caso que tuvo gran repercusión mediática fue la famosa 'Lista Falciani', en la cual un empleado de una entidad bancaria suiza sacó a la luz todos los datos de muchos miles de clientes, de ellos 600 residentes en España. Todo ello fue minando el atractivo que la banca suiza tenía para los dueños de grandes fortunas opacas. Otro problema añadido es que en la medida en que el dinero en efectivo tiende a desaparecer, tiene muy poca utilidad atesorar dinero físico que no se puede usar para pagar en ningún sitio.
Cuando uno pasea por Zurich o Ginebra no tiene la sensación de que allí haya entidades que atesoren grandes fortunas, porque las oficinas de la banca suiza siempre transmitieron discreción, nada de ampulosidad y lujo. Esa misma sensación se percibe también en el pequeño país vecino, Liechtenstein, en cuya capital Vaduz es habitual que una simple y discreta nave industrial sea la sede de un banco donde se atesoran grandes fortunas. El dinero es algo muy curioso, porque suele presumir de él quien no lo tiene y tratar de pasar inadvertido quien lo tiene.
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Y hablando de dinero y de la causalidad, no casualidad, de que Suiza pierda la batalla con Hong Kong, Singapur, etc., otra muestra más del declive de Occidente. Ahora se está hablando del Proyecto Rooppur, gran centro nuclear en Bangladesh, que será construido por Rusia y pagado en...yuanes, claro. Ni en rublos, ni en dólares. Mientras tanto, la NASA se plantea volver a lanzar naves espaciales tripuladas no porque haya un interés especial en el tema, sino porque se han dado cuenta de que en las anteriores misiones los tripulantes eran todos blancos y hombres, y han pensado que es un fallo y un agravio que hay que corregir urgentemente. Pero en China ya tienen lunas artificiales para producir iluminación nocturna. Sin comentarios.
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