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Los procesos inflacionarios (subidas de precios) y los deflacionarios (bajadas de precios), tienen en común que una vez puestos en marcha tienden a retroalimentarse y son difíciles de detener. Dice el insigne economista norteamericano Robert Lucas, Premio Nobel de Economía del año 1995, por su ... aportación a la Teoría de las Expectativas Racionales que «el ser humano trata de anticipar y amoldar su conducta y sus decisiones económicas al entorno probable que espera». En consecuencia, en un proceso inflacionario se anticipan las compras antes de que los productos suban más, generando más presión compradora y más inflación y en un proceso deflacionario sucede lo contrario. Es decir, una vez puestos en marcha esos procesos inflacionarios o deflacionarios tienden a seguir y generan como resistencias para su control.
El problema surge con las políticas económicas que deberían ser adoptadas poro cada país y, sobre todo, por el BCE para tratar de detraer dinero de la economía para controlar la inflación ya que se manejan indicadores que apuntan en direcciones contrarias. Por eso, la reunión del BCE del próximo 14 de Septiembre está rodeada de una gran incertidumbre y de hecho tanto Jerome Powell, como máximo mandatario de la FED norteamericana, como Christine Lagarde, al frente del BCE, han dejado en el aire la tendencia a seguir en el futuro en cuanto a movimientos en los tipos de interés.
Los datos que inducen a que ambos organismos, BCE y FED, tengan grandes dudas son dos. En primer lugar, la inflación subyacente duplica a la general en casi toda Europa. Es decir, la inflación subyacente, la que está compuesta por artículos que tienen una influencia mayor a largo plazo, ya que excluye a los más volátiles a corto plazo como los alimentos no-elaborados y los precios energéticos, presenta síntomas de una gran resistencia a la baja y es notoriamente mayor que la inflación 'normal', el llamado IPC, o sea, la inflación que incluye todos los productos. Eso en el fondo, estaría pronosticando una resistencia futura a que la inflación pueda bajar y vaticinando una especie de enquistamiento del proceso inflacionario.
El segundo dato que hace dudar al BCE y a la FED es que mientras que 'La Encuesta de Expectativas del Consumidor' indica que el ciudadano pronostica una desaceleración de la inflación, ya que es el tercer mes consecutivo en el cual dicho índice apunta en esa dirección, por el contrario los 'Futuros de inflación a cinco años', basados en 'Swaps financieros', apuntan en la dirección contraria e indican un rebote inflacionario.
Es decir, la inflación a largo plazo tiene peor aspecto que la inflación a corto plazo y lo que piensa la gente es más favorable que lo que pronostican los mercados financieros, que a su vez no son otra cosa que la propia gente porque esos precios de los swaps salen de compradores y vendedores, o sea de la gente. El mercado no es un ente ajeno a las personas. Esto es algo así como la falacia que circula que dice que las ciudades tienen que ser para el ciudadano y no para el coche, pero es que en el coche viajan personas, los coches no van solos. Es decir, el coche existe para dar servicio a las personas. Y eso mismo, se vende a la vez que muchos defienden un modelo de ciudad muy integradora y 'guai-futurista', toda para bicicletas y patinetes, olvidando que España es el segundo país más envejecido del mundo después de Japón y no parece que los ancianos vayan en patinete ni en bicicleta. Ese es el mundo hipócrita e incoherente en el que nos movemos y al que no se puede osar criticar so pena de recibir todo tipo de epítetos vejatorios. Todo sea por la Agenda 2030, la que nos resolverá todos los males habidos y por haber.
Volviendo a la inflación, la gran duda consiste en saber qué dato es más fiable y cuál puede estar más manipulado. Los mercados tienen a equivocarse más bien poco y no son otra cosa que la opinión de la gente reflejada con órdenes de compra y de venta y, en cambio, las creencias y expectativas de los ciudadanos pueden estar muy influenciadas por las tendenciosas campañas de opinión (forma sutil de definir lo que es una manipulación tóxica), con lo cual podría ser más fiable el dato de la previsión de los swaps. O sea, que la inflación está lejos de estar controlada. La percepción que tiene el ciudadano de a pie respecto a la inflación es que es mucho más alta de lo que reflejan los datos oficiales. En cualquier caso, ya decía el 'malvado' y prohibido Milton Friedman, Premio Nobel de Economía del año 1976, líder de la escuela monetarista de Chicago que «La inflación es como la pasta de dientes. Una vez que sale del tubo no hay manera de volver a meterla dentro». Y del tubo ha salido por las políticas reiteradas de los bancos centrales consistentes en mantener los tipos de interés artificialmente en el 0% para evitar un shock bancario y para evitar un colapso de algunos estados manirrotos con adición al gasto, sobre todo guiados por clientelismo electoral.
Gran parte de los problemas provienen de ahí y de un sistema financiero que está muy lejos de ser eficiente. Apunto un dato para la reflexión. Es muy llamativo que en una situación que parece un auténtico chollo para la banca, cobrando intereses y no pagando nada o casi nada por los plazos fijos, es decir con un beneficio por las nubes, resulta que la cotización de las acciones sigue siendo muy inferior a su valor contable. Eso indica que hay algo opaco en todo ese sistema y que sus datos podrían no ser creíbles. Hay que recordar que cualquier ciudadano si estima que los precios de las acciones bancarias son una ganga puede comprarlas y si no son una ganga y los beneficios baten récords, ¿qué se oculta detrás? Si la banca es una ganga ¿Por qué nadie compra esas acciones?
La vida entera es un enigma y el futuro de la inflación también y mejor quizá que sea así. Si supiésemos lo que va a pasar mañana no podríamos jugar a sentirnos libres. (Aunque sea mentira es una mentira muy agradable).
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