La empresa Inditex, con Zara como su máximo emblema, lidera la capitalización bursátil del IBEX35 español y, esta semana, ha alcanzado una valoración de 150.000 millones de euros. La empresa del coruñés Amancio Ortega, admirado por unos y envidiado y denostado por otros, casi ... duplica a Iberdrola cuyo valor ronda los 80.000 millones de euros, siendo las siguientes el BSCH con 66.000 y el BBVA con 54.000.
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Mirando hacia atrás, en el año 2000 Telefónica (la del anuncio de las famosas 'Matildes' del actor José Luis Vázquez) alcanzaba la barrera de los 100.000 millones de euros. La sucesión de distintas empresas liderando a dicho índice IBEX35 es muy indicativa de la evolución que ha llevado la sociedad. Después de un liderazgo larguísimo de Telefónica, el Banco Santander, ahora BSCH, también ocupó la primera posición de dicho ránking, sobre todo como fruto de varios procesos de fusión que hicieron crecer su valor bursátil. Desde el año 2017, Inditex y la eléctrica Iberdrola se alternaron varias veces en la primera posición, pero la marcha del grupo gallego de moda ha sido imparable y hace tiempo que es una referencia mundial en el sector de ropa de precio asequible.
Es decir, la empresa española más importante no es industrial, tampoco es financiera ni de comunicaciones, sino que vende moda no-personalizada (el famoso 'prêt à porter' nacido a finales de los años sesenta que revolucionó el concepto de la moda e hizo asequible para todos los bolsillos diseños nuevos y actualizados), por contraposición a la tradicional moda de diseño personal, hoy desaparecida excepto para sectores de muy alto nivel.
A nivel europeo, en el índice EUROSTOXX50, tan sólo hay 5 empresas que superan a Inditex en cuanto a capitalización bursátil, ocupando la primera posición la holandesa ASML que se dedica a la fabricación de componentes electrónicos con un valor bursátil de 340.000 millones de euros, seguida de de la francesa LVMH con su marca emblemática Luis Vuitton, con un valor de 339.000 millones de euros. La tercera posición es para la alemana SAP, especializada en software de gestión empresarial con un valor bursátil de 243.000 millones de euros, seguida por la francesa HERMES, dedicada al sector de moda de alto nivel, pieles, joyas y perfumes de alta gama, con una valoración de 231.000 millones de euros, siendo la quinta la también francesa L'Oréal, dedicada a la cosmética de nivel medio-alto, con una valoración de 206.000 millones de euros. En el ránking del EUROSTOXX50 Inditex empata en la sexta plaza con la petrolera y eléctrica TotalEnergies con la mencionada valoración de 150.000 millones de euros.
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Un vistazo a las primeras posiciones del ránking indica que Europa ya no produce casi nada, sino que se dedica al consumo, debido a la doble e hipócrita vara de medir existente en cuanto al cumplimiento de normativa medioambiental y laboral (compramos mercancía asiática a sabiendas de que allí no se respeta el más mínimo nivel de salud ambiental y ecológica y, a sabiendas también, de que cuando aquí algunos se rasgan las vestiduras por lo que califican de insufribles condiciones laborales, no tienen el más mínimo rubor en consumir productos del sudeste asiático siendo todos conocedores de las condiciones laborales existentes allí). Así es Occidente, una ruina moral acomplejada e hipócrita. Y hablando de una empresa que es un monstruo mundial de la venta online a distancia, como la china Shein, un máximo dirigente de la misma, declaraba hace poco que su mercado es Europa y Norteamérica y que su estrategia para los próximos años incluye dedicar un importante peso a…las mascotas. En eso se ha convertido Occidente que se pega continuamente tiros en el pie, pero con metralleta porque un disparo sólo le parece poco.
Pero este semana también han salido a la luz los importes de la deuda pública de muchos países, entre ellos España y Estados Unidos, los cuales baten récord tras récord y crecen más que Inditex. Dicen iconos de la rama de la Economía Conductual, como los israelíes Dan Ariely y recientemente fallecido Daniel Kahneman, Premio Nobel de Economía del año 2002, compartido con el excéntrico Vernon Smith que «el ser humano necesita comparar las unidades muy grandes con otro tipo de medida que le haga entender la verdadera magnitud de las cifras enormes». De hecho, desde siempre se ha dicho que «Medir es comparar» y por eso las cifras como el mareante importe de la deuda pública española que ya alcanza la escalofriante cifra de 1,6 billones de euros, necesitan ser comparadas con 'algo' que nos haga entender lo que significa dicha cifra.
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Para hacerse una idea la deuda pública española es más del doble que lo que valen las 35 principales empresas cotizadas en bolsa que hay en este país o es equivalente al valor conjunto de las siete principales empresas europeas y también es equivalente a lo que cobrarían en un año 100 millones de jubilados españoles o al valor de 8 millones de pisos de precio medio y aumenta a un ritmo anual medio equivalente a lo que vale una entidad como el BSCH.
El problema fundamental es que el ciudadano occidental está viviendo muy por encima de lo que produce y los países están asumiendo una deuda totalmente impagable a largo plazo. Occidente vive una gran mentira, alimentada por sus clases políticas, sentado sobre una falacia solidaria que es como un barril de pólvora sobre el cual está fumando tranquilamente un cigarro tras otro.
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El problema monumental de la deuda pública no es exclusivo de España, aunque es un país de los que tienen peor situación con dicho dato, pero es un mal que asola a casi todo Occidente, con Estados Unidos a la cabeza. Cuando alguien en una familia consume más de lo que gana, sólo se puede corregir el problema de tres maneras. La primera es gastar menos, cosa que ni se pasa por la cabeza de los dirigentes políticos porque el gasto público genera mucha adicción en el voto. La segunda vía es gastando lo que había ahorrado, es decir, descapitalizándose o vendiendo patrimonio y la tercera es endeudándose que es la vía seguida en todo Occidente. Esa deuda genera unos intereses que hay que pagar y aunque estemos en una situación idílica en el sentido de que los tipos de interés están muy bajos, la carga financiera de la deuda supone otro gasto más para el ejercicio siguiente, y los vencimientos de la deuda se tapan con la emisión de nueva deuda, en una huida hacia adelante sin fin. Bueno…hay otra cuarta vía que es la reflejada por Groucho Marx en aquella escena en la cual quemaban los asientos de madera para echar al fuego de la locomotora, en una huida hacia adelante. O sea, algo parecido a lo que ahora proponen algunos que no han dado palo al agua en toda su vida, que sostienen con su pañuelo palestino al cuello que la solución para pagar el cupo catalán es aumentar los impuestos al ciudadano.
Creo que fue Marx, Groucho por supuesto, y sino lo digo yo, que «La ignorancia siempre fue muy atrevida».
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