Los goles se meten con portero

¿Qué tiene Gijón de diferente para no competir por el Mundial? Por decisiones tanto propias como ajenas, Asturias es la gran perdedora en términos de crecimiento económico desde la implantación del mapa autonómico actual

Domingo, 10 de marzo 2024, 01:00

Este miércoles terminó su andadura la prestigiosa y vespertina serie 'Amar es para Siempre', cuya última temporada ha estado ambientada en el año 1982, el del Mundial de España. Aquella competición se celebró en 17 estadios repartidos por 14 ciudades españolas diferentes. Ahora que se ... están presentando las candidaturas de las diversas ciudades para ser sede del futuro Mundial 2030, es un buen momento para analizar cómo ha evolucionado el peso político y económico de nuestra querida tierrina en estas últimas cuatro décadas. O, dicho de otra forma, preguntarnos en caso de que 'Amar es para Siempre' extendiera su camino a décadas más recientes, si el bar de la familia Gómez se seguiría llamando El Asturiano o hubiera sido sustituido por otro gentilicio autonómico de mayor peso político.

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En aquel Mundial 82 Asturias logró colocar dos sedes (Gijón y Oviedo), entre las cuales se repartieron los partidos del Grupo 2 integrado por Alemania Federal, Austria, Chile y Argelia, y cuyo encuentro más recordado fue el 'partido' en el que Alemania venció a Austria por 1-0, resultado que clasificaba a ambos equipos y en el que no hubo un solo remate a puerta después del único gol del partido, marcado por el alemán Horst Hrubesch, ante los abucheos del estadio gijonés.

Cuatro décadas después, Asturias únicamente ha presentado una sola candidatura (Gijón) para ser una sede del Mundial 2030 y la candidatura gijonesa ha sido la única de las postuladas que ha abandonado la carrera, por el gasto inmenso que representa, el cual podría hipotecar la solvencia futura de las arcas municipales según el Consistorio gijonés. Cabe preguntarse qué tiene nuestra ciudad de diferente para que no le interese aquello por lo que las demás compiten.

Ser sede de un evento de talla mundial tiene un impacto económico colosal durante su celebración, pero todavía lo tiene mucho mayor antes y después del mismo. Antes, porque tiene un poder de atracción inversora inmenso sobre la región, tanto en el sector privado como en el sector público. El primero, porque ve nuevas oportunidades de negocio; el segundo, porque los políticos saben que el mundo entero está inspeccionando su gestión y quieren dar la mejor imagen posible… Y como los recursos son siempre escasos y los recursos públicos no son una excepción, ya se sabe adónde irán destinados. Entre dos ciudades muy similares, una que sea sede del Mundial y la otra que no, ¿en qué ruta cree usted que Renfe pondrá sus mejores trenes? La respuesta es evidente.

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El Mundial 2030 podía ser la oportunidad para que Asturias, en general, y Gijón, en particular, tuvieran más fuerza para demandar la ágil ejecución de todas esas inversiones que se nos han negado o postergado: finalización del Metrotrén y puesta en funcionamiento Cabueñes-Llamaquique; el vial de Jove, la estación intermodal, el acondicionamiento del Río Piles, la prolongación de la Alta Velocidad real hasta Gijón, la ampliación del Hospital de Cabueñes, la construcción del Distrito de la Innovación, la expansión de la red de fibra óptica, la mejora de la cobertura de telecomunicaciones en zonas rurales...

A posteriori, el Mundial genera a la ciudad una campaña de 'marketing' valiosísima, atrayendo a nuevas empresas, mayor número de turistas, haciendo que otro tipo de organizaciones se planteen celebrar otros eventos también de gran envergadura en nuestra ciudad y, a su vez, todo eso también favorece la llegada de nuevas inversiones y de nuevas infraestructuras. Ahora que el Ayuntamiento de Gijón quiere desarrollar en los antiguos terrenos navales de El Natahoyo una versión del Muelle Uno malagueño, el Mundial era la oportunidad para parecernos un poco a Málaga.

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Esta semana ha publicado Fedea los datos de la evolución del PIB de las diferentes comunidades autónomas a precios constantes para el intervalo 1978-2022. Asturias es la que presenta peor dato de todo el país, siendo además la única CC AA que no ha logrado duplicar su PIB durante dicho periodo (+69,3%), acompañada de Cantabria (+110,5%) y Castilla y León (+122,6%) en el lado de los 'perdedores'.

En el lado de las CC AA 'vencedoras' se encuentran Murcia (+230,2%), Madrid (+224,4%), La Rioja (+215%), Baleares (+203,3%) –todas ellas triplicando su PIB inicial del año 1978– y Navarra (+192%). Llama la atención que, salvo Castilla y León, tanto los mejores como los peores datos corresponden a comunidades uniprovinciales, de forma que no se puede deducir que este sea un factor favorable o desfavorable para el crecimiento económico. En esos mismos años, el Principado también es la CC AA donde menos han aumentado el número de puestos de trabajo asalariado, solo un 23,4% frente al 77,3% de la media del país.

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No hay duda de que, tanto por decisiones propias como por decisiones ajenas, Asturias es la gran perdedora en términos de crecimiento económico desde la implantación del mapa autonómico actual. Sin embargo, en los últimos años el cambio climático, el incremento del turismo, el auge del teletrabajo y el cambio en la priorización de las necesidades de las personas desde el covid está entreabriendo, al fin, una puerta hacia un futuro más próspero.

La sociedad civil debe movilizarse para que la clase política asturiana, de la mano de trabajadores y empresarios, aproveche las oportunidades de crecimiento que se le presentan, haciendo los ajustes necesarios sobre los proyectos iniciales para que estos se conviertan en realizables y presione en Madrid para que el Gobierno apruebe todas aquellas inversiones que se deben a nuestra región y que han ido parar a otros lares. Tener al presidente autonómico mejor valorado del partido en el Gobierno y la simpatía que despierta nuestra comunidad en el resto del país son dos bazas que hay que saber jugar. No va a ser fácil, pero en esta vida nada que merezca la pena lo es.

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Volviendo al Mundial, el que fue (el de 1982) y el que probablemente ya no será (el de 2030), al menos para Gijón. Cuenta la historia que estaban dos amigos, compañeros de clase de un instituto gijonés, hablando en el recreo. Uno de ellos, quería que el otro se olvidase de la chica que le gustaba, ya que ella tenía novio y pensaba que aquello sólo iba a ser una pérdida de tiempo y una fuente de quebraderos de cabeza para su amigo. Después de reflexionar unos segundos, su amigo le respondió completamente convencido: «Los goles se meten con portero».

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