Buenos días, señor arrendador. Aquí le traigo una botella de vino y unas tabletas de buen chocolate para que usted vea mi interés y que soy de fiar. Espero ser el afortunado que consiga esa habitación que oferta por mil francos suizos». Mientras usted lee ... este artículo, se está produciendo esa surrealista conversación en la ciudad suiza de Zurich. Y en Londres, Ámsterdam o Dublín la situación es parecida.

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El brillante sociólogo londinense Anthony Giddens, laureado con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales del año 2002, todo un icono en las universidades de Leicester y Cambridge, y que dejó su huella también en Boston, Harvard y Stanford, sostiene que el siglo XX se apoyó en tres fenómenos sociales, que fueron el turismo, el deporte y la comunicación audiovisual. Y que el siglo XXI lleva camino de pasar a la posteridad como el siglo de internet, con las redes sociales como gran fenómeno, y por la desaparición de la familia como célula básica de organización que cobija y protege al individuo, sustituida por el nacimiento de relaciones esporádicas que surgen en torno a compartir una vivienda con desconocidos. También hay otro fenómeno, que es la sustitución de hijos por mascotas. Si alguien cree que una sociedad así tiene futuro, que levante la mano.

¿Qué está pasando en Europa con la vivienda? Es evidente que no es normal que hace medio siglo en España la gente pagara con el sueldo de unos pocos años su vivienda, y ahora resulta casi imposible adquirirla y, si se consigue, es pagándola durante 30 años o más y compartiendo la propiedad con más personas. Y todo ello teniendo en cuenta que estamos, en teoría, ante la generación mejor formada de la historia (¿es cierto eso o es otra engañifa más?) y que, además, la mujer se ha incorporado al mundo laboral, con lo cual debería ser mucho más fácil para una pareja acceder a una vivienda al tener dos fuentes de ingresos en lugar de una sola.

Las formas de acceder al uso de una vivienda son varias. En primer lugar, mediante herencia, lo cual es un síntoma de una sociedad anquilosada, tal como expone el economista francés Piketty, nada sospechoso de liberalismo. Cuando en una sociedad no funciona el ascensor social, la herencia pasa a ser el primer modo de tener una propiedad. Y el ascensor social no funciona porque hay unos impuestos abrasivos sobre las clases medias para poder mantener un gigantesco e ineficiente aparato burocrático. Y esa presión hace que la 'brecha fiscal' (diferencia entre lo que le cuesta a una empresa un trabajador y lo que el trabajador percibe) sea cada vez mayor. La segunda manera de acceder a una vivienda es comprándola, cosa difícil para mucha gente. Entre otras cosas, porque en la vida todo tiene un precio y cuando la masa aplaudía la línea jurisprudencial consistente en 'yo no entendí las cláusulas de la hipoteca o las entendía mientras me beneficiaban, pero cuando me dejaron de beneficiar ya las dejé de entender...', eso hizo que las entidades bancarias, con toda la lógica del mundo, ahora financien un menor porcentaje de la vivienda, con lo cual su compra se convierte en misión imposible para muchas personas. La tercera vía de acceso a una vivienda es el alquiler, el cual sube y seguirá subiendo, porque se siguen políticas erróneas que consisten en criminalizar al arrendador, con lo cual disminuye la oferta de vivienda y sube el alquiler de la misma. Y la cuarta vía es vivir de habitación, tal como hacían de forma temporal en los años cincuenta los que emigraban del interior a las zonas industriales. Ahora ya está surgiendo la quinta vía, que es compartir habitación. El disparate social llevado al último extremo.

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La vivienda es un problema en Europa, y en España, porque se siguen políticas totalmente equivocadas que agravan el problema. Y el problema se agudizará hasta que no se adopten medidas que se podrían denominar algo así como 'Pack de sentido común'. Apunto las siguientes:

1. Liberalizar suelo para edificar, para que el coste del suelo disminuya y la vivienda sea más barata.

2. Disminuir los abrasivos impuestos que gravan la compraventa de una vivienda, ya que aunque haya pérdida en la operación por el camino se va en torno al 10% del valor de la vivienda.

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3. Dar garantías de cobro al arrendador y cambiar radicalmente la Ley de Arrendamientos, ya que protegiendo obsesivamente al inquilino se le perjudica, ya que resta oferta de viviendas en alquiler y eso hace subir su precio.

4. Permitiendo edificar más alturas en muchas ciudades. En lugares como Londres, donde se vanaglorian de que hay pocos edificios altos, eso encarece brutalmente el precio de la vivienda, ya que el coste del suelo se reparte entre pocas alturas.

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5. Ofrecer estabilidad legal al arrendador, porque la inseguridad jurídica actual (leyes cambiantes y erráticas) ahuyentan al arrendador y expulsa viviendas del mercado para alquiler, lo cual conduce a un aumento del precio.

Y volviendo a Giddens y a los fenómenos sociales que caracterizan nuestro siglo, yo añadiría que en Occidente y, en España en particular, se está instalando una peligrosa forma de pensar, que sustituye el principio básico de todo Estado de Derecho, consistente en la 'presunción de Inocencia', por un talibanismo radical disfrazado de defensa de minorías, que lapida públicamente sin necesidad de juicio alguno. Es decir, se ha instaurado el principio de 'presunción de culpabilidad'. Pura Inquisición. En pleno delirio y ocaso del régimen nazi, y en pleno auge de esa figura tan detestable e ignominiosa como fue la Inquisición, bastaba la denuncia por sed de venganza de cualquier vecino para que alguien acabase en la hoguera pública, ante el regocijo de los ignorantes que aplaudían con las orejas sin darse cuenta de que la siguiente víctima podían ser ellos. Y ahora empieza a oler a carne quemada.

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Como colofón, me quedo con dos frases del genial humorista mexicano Cantinflas. La primera, '¿están los precios muy caros o es que en el fondo somos pobres?'. Y la segunda, 'el poder político es el poder organizado de una clase para exprimir y saquear a otra'. Cantinflas, al igual que Marx, Groucho claro, es atemporal.

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