Shakespeare a la postdrámatica
José María Caso
Crítica teatral
Domingo, 30 de marzo 2025, 01:00
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José María Caso
Crítica teatral
Domingo, 30 de marzo 2025, 01:00
El Palacio Valdés de Avilés asistió este pasado viernes al estreno de Los dos hidalgos de Verona de William Shakespeare que la anterior dirección de ... la Compañía Nacional de Teatro Clásico había encargado a los dramaturgos británicos Declan Donnellan y Nick Ormerod. El montaje, como mínimo controvertido tanto artística como contractualmente, presenta una lectura en español de ese Shakespeare más Lope que nunca pero a la antigua usanza postmoderna o, mejor, postdramática, es decir, de cuándo la palabra en la escena había sido equiparada al mismo nivel que resto de los signos que componen el hecho teatral. Bueno, en esta solo se la iguala, incluso se la rebaja, a lo gestual y cinésico del intérprete y su personaje y por lo tanto al ritmo de la dirección y a los tempos de la narración. Tal vez al vestuario también.
Los dos hidalgos de Verona, primera obra de Shakespeare en el orden de la edición académica de Oxford, en la versión de Donnellan y Ormerod, que repitió ayer en el Palacio Valdés, hará temporada en el Teatro de la Comedia de Madrid entre el 10 de abril y el 1 de junio, previsiblemente para girar después por otros escenarios nacionales y europeos, con su intento de análisis renacentista sobre la naturaleza del amor, quizá la amistad y la traición, las convenciones sociales y la rebelión, relatado con traje y corbata, para ellos, traje sastre o vestido de una pieza para ellas, chándal y gorra visera, mandil y cofia.
El escenario, el del teatro en el que se represente, mantiene de la escena isabelina el casetón que servía para los cambios de vestuario, ahora con una cuadrado rectangular que impide la visión total del foro y sobre el que se proyecta título, nombre de las escenas, incluso los árboles del bosque entre Milán y Verona, cuando las luces de Ganecha Gil (todo un despliegue de lámparas en las parrillas del peine en altura y en las dos líneas de bastidores) van a verdes, dejando de ser blancas, para la acción, o amarillas, en la reflexión.
Con el aturdimiento de la palabra, sobre todo al principio, aunque eso se supone que irá a mejor, por concentrarse en gestualidades convocadas por ella, claro, ¿qué sino?, movimientos excesivos casi siempre, buscando el contraste o la coña, quizá demasiado britis para ser universales como el autor, el elenco con las mujeres a la palestra apoyándose entre ellas y el macho homo o heterosexual, a sus anchas hace un gran y meritorio esfuerzo por ser ellos y sus personajes.
Jorge Basanta, Prince Ezeanyim, Alberto Gómez Taboada, Rebeca Matellán, Manuel Moya, Alfredo Noval, Goinzalde Nuñez, Antonio Prieto e Irene Serrano son los nueve actores para ocho escenas en que dividen Donnellan y Ormerod los cinco actos originales de la obra. Algunos ya habían hecho con estos dos dramaturgos británicos hace un par de años La vida es sueño de Calderón, tan mayoritariamente alabada por la crítica.
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