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Es el eslogan que Rodrigo Pintueles, concejal de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Gijón, anunció estos días pasados en EL COMERCIO fue: «La ... plantación de un bosque de árboles autóctonos». Es decir: robles, abedules, cerezos, castaños, nogales, texos… Y lo dice y recalca porque en nuestros montes y bosques los árboles asturianos son desde hace mucho tiempo un lujo. Y es que el 'ocalito', ese árbol nefasto, y más depredador que el lobo, porque se come casi todos los nutrientes de la tierra, ha ido colonizando (hasta llegar a la mar) bosques, montes y prados, acorralando y haciendo desaparecer gran parte de nuestras especies autóctonas hasta hacerse el rey. Arden los bosques. ¿Y qué se plantan? Pues 'ocalitos', que son una tea, pero que les interesan a las fábricas de papel para hacer pasta, incluso cuando se ha quemado el árbol. Y eso, señoras y señores, se hace con el consentimiento del Gobierno. Desde los años 60, en España, debido a este monocultivo procedente de Australia, se calcula que se han visto afectado 8 millones de hectáreas.

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