Sin duda, el Muro constituyó un punto de inflexión en el anterior mandato. En realidad, fue cuando le empezaron a ir realmente mal las cosas al equipo de gobierno municipal. Pasaba el tiempo y aquella configuración provisional que se dijo era para luchar contra la ... covid, tenía la intención de perpetuarse en el tiempo de forma definitiva. Descubrimos, pues, que el famoso 'cascayu' no era más que un profundo cambio en tan icónico espacio, que se intentaba hacer por la puerta de atrás. Desmontado, claro, con la sentencia judicial que dio la razón a la asociación Stop Muro y obligó a restituir el doble sentido circulatorio en Rufo García Rendueles. De hecho, su cumplimiento a mala gana generó incluso más desatinos. Entre ellos, un carril bici que se ubica en el centro y hace varios cruces peligrosos con los coches. Transformada la vía en un auténtico 'scaléxtric' -por cierto, nombre que salió de esta columna- su actual estado no es el mejor hasta que se encuentre una solución global. Es decir, un proyecto de remodelación de verdad y que nos sirva para muchos años. Recuerden que con estos cambios continuos hemos gastado casi medio millón de euros y nadie queda conforme.
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Ahora los nuevos gobernantes se están dando prisa en desmontar el engendro. Desde ayer mismo ya se encuentra en obras y se prevé que acaben en tres semanas. Se está diciendo que es una vuelta al pasado, aunque yo diría que es a la cordura. Entre otras cosas, porque ver el Muro, ahora mismo, con unos colorines degradados que no han aguantado ni tres años, da grima. También puesto que la nueva configuración no constituye ninguna autopista para el coche. Mantra que generó la anterior Concejalía de Movilidad que calificaba así a cualquier vía gijonesa con más de un carril. Autopistas eran para ellos Pablo Iglesias, Manuel Llaneza, Constitución, etcétera. O sea, las avenidas de toda la vida y que cualquier ciudad tiene. El nuevo Rufo Gracía Rendueles tendrá tres carriles y va a recuperar los giros con las calles adyacentes. Sí, las mismas que estaban colapsadas cuando el 'cascayu' se encontraba a pleno rendimiento.
Sin duda, como digo, lo que esperamos de este equipo de gobierno es un proyecto que genere consenso y sirva para terminar con este parcheo. Dicho de otra forma: que dentro de cuatro años no sigamos dándole vueltas y entre discusiones eternas de las que tanto nos gustan en Gijón.
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