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Seguramente, usted en su día a día utiliza de forma habitual el sector privado. Es decir, es quien le proporciona el café por la mañana, un almuerzo o la cena. Ya sea al comprar la comida en cualquier supermercado o cuando se la sirven en ... un restaurante. Seguramente, digo, la inmensa mayoría de servicios que necesita se los proporciona el conjunto de empresas o autónomos que lo forman. En Asturias, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), está formado por unas 347.700 personas. Esto es, la gran mayoría de los asturianos/as trabaja en él. Por contra, el sector público está constituido por 61.365 empleados, contando todas las administraciones. A la postre, estatal, autonómica y local. Es más, si los funcionarios viviesen todos juntos, serían el cuarto concejo en población de nuestro paraíso natural. Acercándose, dicho sea de paso, al tercero, que es Avilés. Pues bien, mientras al sector que más riqueza crea se le considera un peligro, lo público aquí goza de un estatus inmejorable. Casi divino en comparación con el Satán privado.

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