Borrar

Trepidante noche electoral. Más que nada, porque los resultados entre ambos bloques (izquierda y derecha) estuvieron ajustadísimos hasta última hora. Es más, le costó mucho al PP ponerse en cabeza durante el recuento, mientras que el PSOE mostraba una resiliencia de primera magnitud. La estrategia ... diseñada desde Moncloa para el 23J acabó funcionando a las mil maravillas. Ni el verano impidió que su electorado se movilizase (hubo más participación), ni las urnas perdonaron al PP por los pactos con Vox en las autonómicas y municipales (motivo principal por el que se adelantaron estos comicios). El caso es que hubo un ganador, Alberto Núñez Feijóo, que no va a poder gobernar. Sobre todo, porque nadie ve al PNV firmando el mismo acuerdo que Vox. Y un presunto perdedor, Pedro Sánchez, que se marchó a casa con excelente sabor de boca. Entre otras cosas, porque ve factible configurar un nuevo ejecutivo desde su enorme capacidad para alcanzar pactos, sobradamente demostrada en la pasada legislatura. Eso sí, tendrá que convencer al habitante más famoso de Waterloo (Carles Puigdemont) para que lo haga. Cosa nada fácil puesto que el independentismo catalán salió bastante tocado y elevará el precio de su apoyo. ¿Hasta dónde? No lo sabemos, pero seguro que será caro. Quizá demasiado. Por otro lado, Sumar, el partido de Yolanda Díaz, obtuvo unos discretos resultados ya que perdió 7 escaños en relación a Unidas Podemos y Más País en 2019. Ahora bien, Díaz se mostraba exultante como si hubiese ganado por mayoría absoluta. En cambio, Vox se hundió dejándose nada menos que 19 diputados. Por lo visto, para Santiago Abascal la culpa siempre es de otros.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Manual de incertidumbre