¡Manda narices!

Sin embargo, lo más sangrante está en sus cuentas. La joya de la corona, a la postre, los terrenos liberados por la eliminación de la barrera ferroviaria, sigue perdiendo valor. Según la última tasación un 3,8% menos. Entre otras cosas, porque han sido incapaces de venderlos. Poniéndoles un precio de salida -como se le dijo en innumerables ocasiones- fuera de mercado. No sé, cada día estoy más convencido de que para compensar a Gijón de esta ignominia sin igual debería acabar siendo un parque. Sigamos. Ha gastado 482.764 euros en el ejercicio anterior, lo que no está nada mal, para un ente sin actividad alguna. Con estudios tan chuscos como uno acústico y de viento sobre la cubierta acristalada que está prevista para los futuros edificios. Eso, claro, si antes no se cambia el diseño por enésima vez o directamente ni los vemos. Aunque lo mejor, sin duda, viene con los gastos de personal. Presenta 241.247 euros para una plantilla de tres personas (un directivo, un técnico y un administrativo). Pregunto: ¿cuánto cobra esta gente por ver los días pasar? En fin, cuando de verdad hagan algo, ¿tendrán que aumentar el personal? Resumimos, lo que percibimos de Gijón al Norte podríamos expresarlo con un inmenso: ¡manda narices! Aunque sería más apropiado (pero menos elegante) el «¡manda co..!» de toda la vida.