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Fue el pasado 20 de mayo cuando el PP de Gijón presentaba su proyecto de acceso a El Musel. En concreto, como alternativa a Jove y utilizando los actuales viales del valle de Aboño. Propuesta, digo, que dejaba sorprendidos a todos por dos razones. La ... primera, no se trataba de algo preparado desde el equipo de gobierno municipal, como corresponde a quien comparte el poder. Y segunda, ponía en solfa ese consenso creado en torno a la defensa del soterramiento, después de que el Ministerio de Transportes nos dejase tirados de mala manera. Pues bien, ese proyecto –de partido, dicen sus socios de Foro– ha durado poco. Un informe técnico se encarga de desmontarlo al afectar gravemente, no solo a una futura planta de hidrógeno de EdP en la zona, sino también a la depuradora de La Reguerona. Además, claro, de que las calzadas previstas no se pueden encajar por motivos de anchura. Como ven, parece que no hemos aprendido la lección a pesar de los palos. Lo que le interesa a Transportes es que nos enredemos en trazar líneas y rayas imposibles en un entorno industrial de enorme complejidad, cuando son sus técnicos quienes saben (o deberían saber) cómo manejarse. Le corresponde al Ministerio proponer una solución rápida al fiasco, mientras aquí seguimos reclamando un soterramiento que estuvo vigente durante 19 años (2005) y nadie dijo que era imposible. No se preocupen que ya vendrá Óscar Puente, el actual titular de la cartera, con las rebajas. Seguro que no nos va a dejar indiferentes con su alternativa.

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elcomercio Líneas y rayas