El plan de vías ha estado presente en la campaña para los comicios del 23 de julio. La candidata del PSOE al Congreso, Adriana Lastra, dijo el pasado sábado en Gijón dos cosas. La primera, que nuestra eterna integración ferroviaria «está en riesgo» en el ... caso de que «lleguen otros al Gobierno de España y la paralicen». Afirmación, por otra parte, discutible. Al plan de vías le ha ido mal tanto con socialistas como populares. Ninguna administración de cualquier color político ha conseguido sacarlo adelante. Bien sea siendo del mismo signo dentro de las tres intervinientes (Estado, Principado y Ayuntamiento), o bien distinto (lo cual ya se produjo varias veces). La historia de nuestro plan de vías no se escribe porque exista un partido político determinado en el poder. Todos, absolutamente todos, nos han fallado. Y segunda, dice que «hoy es una realidad y se ha conseguido licitar». Pues no.

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En lo que estamos es en la redacción de un proyecto constructivo para la estación intermodal, cuya entrega está prevista en octubre de 2025. Lo que hemos hecho durante estos cuatro años ha sido volver a empezar. Cambiar el emplazamiento de nuevo a Moreda, después de que el del Museo del Ferrocarril estuviese refrendado por un convenio publicado en el BOE. Lo que ahora tenemos con el Ministerio de Transportes es un protocolo carente de efectos jurídicos. Esto es, una figura administrativa que cualquier Ejecutivo se la puede pasar donde acaba la espalda. Eso sí es preocupante y no quién esté en el poder.

Por otro lado, dado que habrá cambios en Madrid, seguro, tendremos que conocer la estrategia del equipo de gobierno municipal. O sea, cómo va a defender el que de una vez por todas tengamos una estación de tren y autobuses digna. Sin duda, no pasa por volver a reformular el emplazamiento, puesto que nadie lo entendería. Daremos por buena la ubicación de Moreda.

Debate cerrado. Sin embargo, quedan bastantes cosas por discutir. Por ejemplo, qué se va a hacer con los terrenos del «solarón». Si vamos a tener un parque como compensación porque con suerte serán, ojo, 30 años esperando, o bien un suelo residencial que no se vende. Si la estación de autobuses va a ser compatible con el intercambiador anunciado por el Principado para el Humedal, o quedará como un apeadero de lujo. En definitiva, incertidumbre que tampoco pasa por el color político de quien gobierne. Repito: hasta ahora, nos ha ido igual de mal.

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