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A mi generación nuestros padres nos inculcaban que comprásemos un piso con el primer empleo. 'Lo vas pagando', nos decían. Nosotros, claro, veíamos mejor tener coche nuevo ya que molaba más, pero siempre acabábamos haciéndoles caso. Decían que el precio del ladrillo nunca bajaba (el ... estallido de la burbuja demostró lo contrario) y que al menos tenías un lugar estable donde vivir. Pero las nuevas generaciones no siguen este patrón. De hecho, desde instancias gubernamentales se les infundió que la propiedad era mala y el alquiler lo moderno y el modelo a seguir. En España el porcentaje de propietarios era mucho mayor que en el resto de Europa, lo cual, repito, parecía algo nocivo y anticuado. Había que igualar ese porcentaje porque, entre otras cosas, para el poder, un inquilino es mucho más sensible a sus leyes que cualquier dueño. Dúctil, digamos, a la hora de captar el voto.

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