A mí lo de los fondos europeos me parece de chufla. A veces no tienen ninguna lógica. Sus obras, en muchas ocasiones, se hacen solo para gastar. Es decir, nadie necesita aquello que se construye, pero como lo paga Bruselas y hay que fundir el ... dinero… Fue el caso, por ejemplo, del intercambiador de transportes previsto en El Humedal. Ya saben, aquella especie de estación de autobuses alternativa a la de Moreda que se quería montar a toda costa. El caso es que había 2,5 millones de euros disponibles y urgía llenar el centro de Gijón de marquesinas. Al final, fue rechazado por el Ayuntamiento. Ahora en la calle Sanz Crespo, antigua entrada de la autopista 'Y' a la ciudad, se está realizando un carril bici sin sentido. Entre otras cosas, porque toda esa zona está pendiente del desarrollo del plan de vías y no se sabe todavía cómo va a quedar. Esto es, desconocemos si el 'solarón' va a seguir siendo espacio verde o tendrá edificaciones. Además, sale justo de la estación provisional cuando aún se está redactando el proyecto de la intermodal. O sea, en un futuro cercano (esperamos) se tendrá que modificar. El motivo de semejante dislate: Europa exige completar una red ciclista (sea útil o no) para que se financie la Zona de Bajas Emisiones de La Calzada. Mejor, digo, se invertían los 220.388 euros que cuesta en recuperar ese barrio, más conocido como la franja de Laviada. Un lugar inhóspito y destartalado que lleva esperando 23 años por las eternas obras del plan de vías. Gastar por gastar.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad