Dos y dos

El actual ministro, Óscar Puente, tiene un estilo bronco. Se mete en el fango político como nadie. Uno piensa que es lo que le mola. Eso de hablar de ferrocarriles, carreteras y aeropuertos, en fin, no parece que le ponga tanto. En nuestro paraíso natural, ya lleva dos patadas en apenas tres meses en el cargo. La primera, anunciar que nuestro AVE a Madrid iba a ser el segundo más madrugador de España, para luego comprobar que es falso. Y la segunda, que en este marzo tendríamos los nuevos trenes Avril. Lo repitió varias veces y con un «día arriba, día abajo» para la posteridad. Al final, como saben, el fabricante no podía cumplir los plazos de entrega. Lo cual, claro, tendría que saber antes de lanzarse a la piscina. Pero el Gobierno asturiano siempre lo defiende. Suele decir que lleva poco en el puesto. Oigan, como si no tuviese suficientes asesores para garantizar lo que promete. Incluso con el escándalo del vial de Jove lo exculpan. Dicen que prefieren escuchar la verdad, aunque venga precedida de un montón de mentiras. De hecho, la alcaldesa de Gijón y el consejero de Fomento del Principiado acudieron a Madrid para saber cuándo se produciría la adjudicación del proyecto, pero volvieron con que hay que volver a empezar. Eso sí, Puente ni estuvo presente. Dos y dos no son tres. Ni 33. Son cuatro.