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El Pleno del pasado miércoles fue convulso. Más que nada, al tratar temas que rebasan el ámbito municipal y generan diferencias dentro de los propios partidos. El primer encontronazo vino por el apoyo a una declaración institucional «contra la LGTBIQ+fobia». Promovida por la asociación Xega ... tuvo el rechazo del PSOE local, lo que produjo un cierto desconcierto dentro de la izquierda. En concreto, la negativa del socialismo gijonés fue por incluir la sigla Q+ que hace referencia al colectivo 'queer'. Esto es, a las personas que no se identifican con ningún género. En fin, ya me dirán si esta guerra por un acrónimo más o menos amplio resulta relevante para la ciudad, cuando lo fácil es condenar la agresión homófoba que tuvo lugar el pasado 8 de diciembre sin más. La segunda discrepancia llegó por una iniciativa de Vox. En la misma, se instaba a organizar en los centros municipales «charlas a favor de la protección de la maternidad y la vida» o que se celebrase el 25 de marzo como 'Día Internacional de la Vida'. Dicho de otra forma: aunque la concejala Sara Álvarez Rouco negase la mayor, su declaración iba contra el aborto. El caso es que Foro se rompió ya que el edil Pelayo Barcia votó a favor, mientras el resto de sus compañeros en contra. Algo, dicho sea de paso, que nunca queda bien. De hecho, se puede interpretar como una grieta en el gobierno municipal. En definitiva, tratar de arreglar el mundo desde nuestro Ayuntamiento es lo que tiene: se generan daños colaterales.
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