Dame velocidad

Bien sencillo: porque su política no se lleva. En los nuevos tiempos que corren la creación de puestos de trabajo, implantación de empresas o el mismo crecimiento económico han pasado a un segundo plano. Incluso hasta en algunas ocasiones está mal visto. Es más, los alcaldes han pasado a poner en solfa cualquier inversión que se realice en su territorio. Si es la industria, ojo, porque igual contamina. Si es inmobiliaria, cuidado, ya que igual favorece la especulación del ladrillo. Si es una gran superficie, ¡uy!, seguro que perjudica al pequeño establecimiento. En definitiva, nada vale excepto una cosa: el turismo. A eso se abrazan sin disimulo. Eso sí, le ponen la sobada etiqueta de 'sostenible' para curarse en salud. Tal parece que la burbuja turística no trajera también consigo consecuencias nefastas. Empleos precarios, devastación de los recursos naturales y empobrecimiento de los residentes. Vean, si no, las manifestaciones que tuvieron lugar durante este fin de semana en las islas Canarias. Por tanto, podemos considerar a 'Cepi' como una antigualla por no querer eso para su concejo. Ya ven, lo único que él pide es darle velocidad a una reforma administrativa –las directrices sectoriales del comercio– aprobada desde hace casi dos años. Y, en cambio, a él le piden calma.