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Si no fuese tan importante para Asturias resultaría hasta cómico. Me refiero al tema de la financiación de las comunidades autónomas. Imagínense lo siguiente. El segundo piso más grande de su comunidad de vecinos dice que no paga al fondo común, puesto que se va ... a encargar de mantener su propiedad de forma independiente. El administrador de la finca, ante la situación creada, asegura que no va a subir la cuota y mantendrá los servicios. ¿Sería creíble? ¿Cómo es posible que ante una notable merma de ingresos nadie vaya a pagar más? ¿Cómo se puede ofrecer lo mismo si hay menos dinero para financiarlo? Pues bien, esto es lo que nos ha dicho el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como contrapartida a la «financiación singular» de Cataluña. Con una mano aumentará la financiación de todas las comunidades autónomas, mientras que con la otra le quita el 20% de sus ingresos. Sin duda, un ejercicio de magia difícil de explicar. Yo diría que imposible, ya que ni el propio Sánchez ha sido capaz. Según lo que sabemos sobre la «financiación singular»: o aumenta la deuda o sube los impuestos. No queda otra.
El pasado sábado, en el Comité Federal del PSOE, hubo una voz que faltó: la de Asturias. Más o menos, todas las agrupaciones socialistas fueron dando su parecer sobre este nuevo sistema de financiación autonómica, que según sus creadores es un primer paso hacia el modelo federal. Ya saben, el famoso pacto entre ERC y PSC para investir a Salvador Illa, como presidente de la Generalitat. Sin embargo, como digo, pese a ser una cuestión existencial para nuestro paraíso natural, la posición asturiana no tuvo relevancia. El secretario general de la FSA, Adrián Barbón, faltó por estar en los actos del Día de Asturias y eso se notó en exceso. El resto de los barones socialistas, en público y privado, fueron dejando su parecer. Eso sí, salvo en el caso de Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) y Javier Lambán (Aragón) de forma bastante tibia. Ahora, según dice el propio Barbón, lo que nos queda es confiar en que no se «apoyará nada que vaya en contra los intereses de Asturias». Por cierto, estaría bueno que fuese así. De momento, lo que tenemos claro es que nos están intentando convencer de que se puede cuadrar el círculo. Igual hasta nos lo creemos y todo.
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