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En política es muy habitual defender una cosa y la contraria. Todo depende, claro, de dónde se encuentre uno ubicado. Es decir, si en el gobierno o la oposición. Es lo que está pasando en Gijón con el tema de los aparcamientos. Más en concreto, ... por la falta de ellos. Resulta que ante un verano que batirá récord de turistas, algunos se indignan por la ausencia de plazas donde estacionar. Que lo digan nuestros visitantes, que acaban desconcertados dando vueltas y más vueltas, vale. Que lo denuncien los vecinos, hartos de ver vehículos tirados por sus calles, es lógico. Sin embargo, que quien ponga el grito en el cielo sea la oposición (gobierno municipal la anterior legislatura) tiene bemoles. Sí, porque una característica de su mandato fue la persecución sistemática del vehículo particular. Haciendo del 'cuanto peor para el coche, mucho mejor' su manera de actuar. Así, la aniquilación de plazas durante ese periodo fue épica y la solución aportada eran unos parkings imaginarios que nunca aparecieron. Ejemplos, el del parque de Cocheras o uno en altura donde el Palacio de Deportes de La Guía. La Consejería de Movilidad, en manos de IU, fue un auténtico ariete contra los conductores, para gozo de su parroquia y silencio cómplice del socio mayoritario, o sea, los socialistas. En cambio, ahora se denuncia una «falta de planificación» en los aparcamientos. Sin duda, amigos, en política todo es según el color del cristal con el que se mira. Lo dicho: tiene bemoles la cosa.

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