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No cabe duda de que la llegada de la Alta Velocidad ha creado unas expectativas enormes. Poco menos que algunos creen que tiene efectos casi taumatúrgicos sobre nuestro paraíso natural. Pues bien, que la apertura de la variante de Pajares en noviembre del año pasado ... representa un hito, es un hecho. La movilidad está cambiando hacia el ferrocarril y eso se nota. De vivir de espaldas al mismo –por los insoportables tiempos de viaje y continuas averías–, ahora ya se ve como un medio de transporte principal. Desplazando incluso al coche o el avión, según nos empiezan a mostrar las estadísticas. Sin embargo, si lo exprimimos demasiado acabará resultando inútil. Según parece, todas las localidades a su paso exigen tener una parada de los nuevos trenes Avril. Ya saben, los que se pusieron en funcionamiento ayer a las 6 de mañana con mayor capacidad y que corren más. Eso sí, fuera de Asturias. La semana pasada los alcaldes de Mieres y Lena reivindicaron también que recale en sus estaciones. Lo cual, dicho sea de paso, convertiría al tren más rápido en una especie de cercanías. Fíjense que podría tener hasta cinco paradas distintas en Asturias (Gijón, Oviedo, Avilés, Mieres y Lena), mientras que pasando los túneles serían solo tres (León, Palencia y Valladolid). Ciertamente, algo difícil de entender.

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