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Tendríamos una visión muy deformada de los viajes espaciales si nos limitáramos a consultar a las sectas religiosas que todavía creen que la Tierra es plana. Lo mismo ocurre si preguntamos a nacionalistas y defensores de la oficialidad del bable por qué sienten el idioma ... español como una lengua hostil y quieren arrinconarlo. Apelarán a un principio trivial que los adoctrinadores sostienen: si utilizas el idioma español, piensas en español. Por consiguiente, si utilizas el catalán, el euskera, el gallego (lenguas cooficiales), o el bable y el eonaviego (que aspiran a la cooficialidad, aunque no sea una prioridad para la mayoría de los asturianos), entonces pensarás en esos idiomas y te identificarás con los sentimientos y las culturas propias de esas regiones. No se dan cuenta de que un idioma fundamentalmente es un instrumento para comunicarse y lo puede usar cualquiera, independientemente de la nacionalidad que tenga. Basta con observar las distintas naciones que hablan inglés, francés, chino mandarín o español. La falacia que emplean los separatistas y los denominados 'del pesebre' es una muestra de su delirio. Una fórmula demasiado hueca que no es rigurosa ni cierta. Tener una lengua propia no es una condición para ser una nación y tampoco hace falta hacerla oficial para que exista. Si no, el bable se hubiera extinguido ya, al no ser lengua oficial durante tanto tiempo, y sin embargo ahí sigue y seguirá.
Por otra parte, los que nos sentimos españoles debemos tener un interés legítimo en preservar la lengua que consideramos propia, en tanto en cuanto signo identitario de todos y como un elemento clave para la cohesión social. Pero este interés, según parece, ya no coincide con el interés o las voluntades de algunas regiones de España. Los secesionistas, que están subidos de tono porque el Gobierno los necesita para poder aprobar presupuestos y leyes, no tienen ningún interés en preservar la lengua común. Pero en la medida en que consideremos que los nacionalistas forman parte de España, y suponiendo además que la preservación de la lengua propia común es beneficiosa para todos los españoles, las instituciones políticas, en tanto en cuanto instituciones de todos, deben preservarla, porque incumbe a todos los españoles y no solo a un conjunto de individuos.
Fíjense el Babel en que se ha convertido el Congreso de los Diputados, que cuenta con traductores de español para españoles. El esperpento está servido y el incremento del gasto del Congreso en un 0,4%, también. Será por perres. En Asturias el gasto de la cooficialidad calculan que sería de unos 25 millones anuales. ¿No hay cosas más urgentes y prioritarias en las que emplear ese dinero? No obstante, me parecería bien que se utilizaran traductores si los nacionalistas catalanes, vascos, gallegos y ahora los 'asturianos' no hablaran español, que no es el caso. Además, si es tan necesario que cada representante político hable en su idioma regional, ¿por qué no se hizo antes, si somos un país donde se hablan varios idiomas? Poner traductores es la cesión por parte del Gobierno a un chantaje más de los nacionalistas, que resulta tácticamente rentable para las cuentas electorales salidas de las urnas y se aceptó sin ninguna resistencia someterse a la ideología política de estos. De esta forma se cambian de manera forzada los usos de una sociedad abierta, sometiéndola a caprichos independentistas y regionalistas furibundos.
Me da mucha pena que en España, con un grado de seguridad y libertad encomiables, proliferen cada vez más estas construcciones ideológicas de un pasado lleno de alucinaciones y mentiras que no se atienen a la realidad. y lo único que pretenden es distanciarnos y dividirnos socialmente para que no nos entendamos entre españoles. Arrinconar el idioma español es atacar lo que nos une. Menos mal que afortunadamente las preocupaciones de la mayoría de españoles y también de los asturianos son otras y los desencuentros en torno a las lenguas son mínimos, salvo en las mentes obtusas de sujetos políticos supremacistas ideologizados, que como no pueden poner el acento en la raza (sería políticamente incorrecto) la toman con el idioma. Dejen de utilizar dinero público para dividirnos. Hacer cooficial la llingua nos lleva a la misma senda que otras comunidades autónomas: los que hablan bable y los que no, los que son de los nuestros y los que no, los que son de aquí y los que no. Por mucho que la califiquen de 'amable', generará división social.
¿Qué perseguimos, el viejo 'divide et impera' o la estrategia de la tinta del calamar para desviar la atención de lo que realmente importa?
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