Quienes visitan Washington de vez en cuando y se relacionan con la elite social, descubren con sorpresa que una de las personas más relevantes y populares en la ciudad es nuestro paisano José Andrés, más conocido y admirado que en la propia Asturias, su tierra ... natal. Muchos le recuerdan por su programa en televisión sobre gastronomía, pero no recuerdan que fue considerado por 'Time' como una de las cien personalidades más influyentes del mundo.

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Pocos asturianos, si es que hubo alguno aparte de Severo Ochoa, han merecido este reconocimiento. Sus seis restaurantes en la capital federal de los Estados Unidos demuestran sin duda sus méritos como cocinero -que es lo que él se considera-, a los que habría que añadir otros como empresario y como altruista. Cuando en los postres sus poderosos clientes hablan de la paz y la guerra o de los movimientos en Walt Street, él reacciona pensando en la forma de ayudar a los que más lo necesitan.

José Andrés, como es conocido universalmente -su nombre completo es José Ramón Andrés Puerta-, nació en Mieres hace cincuenta y un años, y cuando apenas tenía dos emigró con sus padres a Barcelona donde estudió y enseguida inició y desarrolló sus habilidades culinarias. Pero ha sido en Washington donde su capacidad emprendedora, unida a la de su imaginación con platos de raíces españolas fue adquiriendo fama, multiplicando la oferta creando algunos de los restaurantes más distinguidos de la ciudad.

Los primeros éxitos los consiguió con las tapas, algo inédito en la ciudad a pesar de tratarse de una especialidad que se acomoda muy bien a la tradición, costumbres y horarios norteamericanos. Enseguida la fama fue atrayendo a la clientela más distinguida, tanto en el campo de la economía como de la política. En sus restaurantes, convertidos en lugar de cita obligada, siempre se coincide con personalidades relevantes y famosas.

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El don de gentes de José Andrés le ha granjeado las amistades de presidentes, expresidentes, senadores, empresarios, representantes, embajadores etcétera. El conoce sus gustos y los asesora a la hora de escoger el menú y los vinos adecuados con la perspicacia y amabilidad que le caracterizan. Cuenta con una larga lista de premios relacionados con la gastronomía, la actividad empresarial y la solidaridad que ejerce y por la cual fue nominado para el Nóbel de la Paz.

Quienes conocen sus inquietudes sociales le consideran un buen hombre que no duda en desplazarse a donde hay una catástrofe y un pueblo necesitado -como ocurrió en Haití- a montar a su costa comedores para víctimas e indigentes. Por eso es un ejemplo en la lucha contra el hambre en el mundo. Siempre alardea de su condición de asturiano y de su cariño por la tierra que le vio nacer. En Asturias ha recibido premios y galardones, pero su patria chica le debe hace tiempo un reconocimiento oficial como su hijo predilecto.

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