Prosoviética

Moriyón y sus camaradas nos presentaron el martes un plan. No diré quinquenal, por no levantar ampollas y porque desconocemos su horizonte temporal, pero parafraseando a Rajoy… un plato es un plato y un plan es un plan. Bienvenida sea la derecha política al concepto de planificación, a la necesidad de fijar en un documento eso que llaman tres horizontes y dos ejes a desarrollar. El futuro de nuestra ciudad en sus manos.

Pues bien, entre las principales medidas contempladas en el citado plan está, y entrecomillo, «la defensa a ultranza de las empresas públicas». Fin del entrecomillado. Si lo leyera Álvarez Cascos, o Rato o Aznar… o sin ir tan lejos, Feijoo, o Ayuso, pensarían que les están tomando el pelo. La presidenta del partido fundado por Cascos hablando de la necesidad de las empresas públicas, con el asentimiento cómplice de concejales del Partido Popular y hasta de un tránsfuga proveniente de la extrema derecha que, en otras latitudes, clama contra lo pública. Pásmense. Ayer todo fueron alabanzas para EMTUSA, Emulsa o la EMA, por poner tres ejemplos.

Pero la cosa no quedó ahí. Como quien no quiere la cosa, y tras deshilvanar las principales medidas del plan que pasan por el Museo de Tabacalera, la ampliación del Parque Tecnológico o la puesta en marcha del proyecto de Naval Azul, la alcaldesa Moriyón dio un giro al guion y alzó la voz contra la injusticia. Sólo falto un llamamiento a las barricadas en defensa del soterramiento del vial de Jove. Nuestra particular Agustina de Aragón, Mariana Pineda o Pasionaria clamó: «Nuestra ciudad ha dicho basta en reivindicación de lo que es justo. Un vial de Jove soterrado, un vial que de verdad saque los camiones de La Calzada sin por ello derivarlos a otro barrio, es una necesidad para Gijón. Este Ayuntamiento no va a rebajar un ápice las legítimas aspiraciones de la zona Oeste. Vamos a ir hasta donde haga falta para defender esta ciudad».

Bravo.