Lo de Pablo Iglesias

Pero lo que ocurre con la avenida Pablo Iglesias ya no tiene parangón. Que uno de los principales ejes de comunicación oeste-este de la ciudad, lleve meses y meses de obra, sin que la ciudadanía sepa exactamente para qué, dificultado día a día el transito de miles de gijoneses y visitantes es un escándalo. Alguien deberá explicar qué extraña razón justifica semejante scalextric, donde los conductores nos vemos obligados a cambiar continuamente de carril, ante los bloqueos diarios en el sentido de circulación. No sé si se debe al hallazgo de sorprendentes restos arqueológicos o al descubrimiento de fabulosos tesoros, pero lo cierto es que se abren zanjas tres veces en el mismo sitio, se perfora el asfalto donde ya estaba pavimentado de nuevo, o se ponen y quitan luminarias sin ningún sentido. Y todo ello para, simplemente, ampliar medio metro la acera, poner nuevas farolas y asfaltar.

Nadie se debe sorprender pues, del monumental cabreo de los comerciantes de la avenida y de las calles colindantes, del enfado de los vecinos y vecinas que soportan a diario las obras y del hartazgo de los miles de sufridos ciudadanos que atravesamos Pablo Iglesias sin saber muy bien qué nos encontraremos ese día, si el carril de la derecha cerrado, o el de la izquierda vallado o el del centro colapsado ante la obligación de transitar todos en fila india.

Es necesario premura en las obras y, sobre todo, que alguien dé alguna explicación.