Secciones
Servicios
Destacamos
Cuando hicieron la película sobre la vida de Cassius Clay, también llamado Muhammad Ali, invitaron al exboxeador al rodaje de algunas escenas, y cuentan que asombrado preguntó: ¿de verdad que yo era así? En su declive, con el cerebro deteriorado como casi todos los de ... su profesión, el petulante e histriónico sujeto ya no se reconocía a sí mismo, y dudaba de que él fuera el que representaban en la película. El hombre que en su día se negó a participar en la guerra de Vietnam, alegando que ningún 'vietcong' le había llamado negro, miraba hacia atrás con ira sin reconocerse, como boxeador invicto y personaje estrafalario.
Yo también he reflexionado estos días sobre mi pasado, preguntándome qué he hecho para merecer esto. Salí de casa temprano, para tratar de informarme de mis aumentados deterioros. Primero, un camino estrecho y mal rozado, donde los coches amenazan con estropearte el traje. Luego, la parada del autobús correspondiente. Llueve, y el hombre que se sienta a mi lado, que también debe de esperar a que llegue el artefacto, saca del bolsillo un paquetito con la leyenda de que el tabaco mata. Comienza a ahumarnos a una señora y a mí como si fuéramos el embutido de la matanza del cerdo. Abre la puerta, al fin, el conductor del vehículo y le digo a la señora que pase. Ella dice que estaba yo primero. Yo, que le cedía el paso, porque a mí me habían educado así. A ella se le nota mirar con cara rara a un viejo que a estas alturas anda con esos remilgos, protegiendo señoras como en otros tiempos. Al fin entró ella y buenos días, le dije al conductor. El auriga me miró hosco, sin inmutarse; y es que los conductores, como los taxistas, que llevan las siglas de servicio público, al igual que los pimientos de Padrón unos son educados y los otros non.
Como Cassius Clay, me pregunto si alguna vez yo fui así. O sin poder reprimirme o darme cuenta lo sigo siendo. Voy a parar, al fin de viaje, a una consulta donde la persona que me recibe no tiene su día, o eso me parece. Su lenguaje es maquinal para mis oídos escoñados. Como no la entiendo me pregunta: ¿a qué viene aquí? Y yo me respondo a mí mismo, mordiéndome la lengua: vengo aquí porque no tengo un seguro médico privado, si no, de qué. Lo público está degenerando, y esto ya no es lo que era. Vengo aquí como algún día tendré que vérmelas con los de la ITV, que también pertenecen a lo público, y también los hay que farfullan para no ser entendidos. Qué desgracia, señora, envejecer y no saber parar el tiempo, como decía Miguel de Cervantes al que lo llamaba viejo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Nuestra selección
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.