El politólogo Maurice Duverger asegura que todos los gobernantes, por dañinos que parezcan, dejan siempre algo positivo, porque al menos durante su estancia en el poder regulan el tráfico y reparten la correspondencia. Incluso no puede decirse que todos los dictadores sobrasen en la historia. ... Mustafá Kemal Ataturk convirtió a Turquía en un país laico y moderno, encaminándolo hacia una verdadera democracia. Exigió a sus ciudadanos vestirse a la europea y prohibió cualquier culto que saliera del recinto cerrado. En cambio, el actual mandatario, Erdogán, al que Rodríguez Zapatero asimiló como compadre, por aquello de la alianza de civilizaciones, retrocedió a tiempos pasados, con el estruendo de minaretes y las cabezas de las mujeres otra vez 'empañoladas'. Hasta Santa Sofía, el legendario templo de Estambul, que Kemal Ataturk había convertido en museo, ha vuelto a transformarse en mezquita, con el silencio aborregado de los que se dicen herederos de las esencias cristianas.
Publicidad
Otro dictador, Benito Mussolini, inauguró en 1938 el tren de alta velocidad que iba a unir Milán Con Roma. El tren italiano alcanzaba una velocidad de 204 kilómetros por hora que, si bien están lejos de las velocidades de los trenes modernos, está por encima de lo que corre en algún tramo nuestro flamante y cacareado artefacto, que atraviesa como un topo la cordillera. Los italianos no estaban lejos de los llamados tren bala japoneses, inaugurados en 1964 con motivo de la olimpiada de Tokio, que circulaban a 210 kilómetros por hora. El caso es que el ferrocarril italiano fue borrado del mapa. No sé si por los nazis, los aliados o por ambos. Los trenes en Japón circulan ya al doble de velocidad que aquellos iniciales. El que nos acaban de entregar, para que los asturianos vayamos hasta las mesetas o viceversa, es una realidad a medias. Y me temo que objeto de discusión duradera. Si desde Gijón a Oviedo se sigue tardando el mismo tiempo que antes, o sea, para 30 kilómetros media hora, y un tren en China o Japón en ese tiempo recorre 200, habría que decir como en el verso de Ludi: ¡Vaya alta velocidad de los correos!
Pero, en fin, está ahí para que algunos lo aprovechen y otros viajen a ninguna parte. Ya que el tren llegó, hagamos como los montañeros, que si les preguntas por qué suben a las montañas, responden que porque están ahí. El sol en Benidorm, cochinillo asado, bodegas de solera. ¡Oh el AVE! Pero por el camino está León y su catedral, Valladolid y sus museos, Segovia y su Alcázar. Y un poco más allá de Madrid está Toledo.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.