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CComo el toro me crezco en el castigo, /la lengua en corazón tengo bañada/ y llevo al cuello un vendaval sonoro. /Como el toro te sigo y te persigo…». Esto, qué quieren que les diga, lo escribió un progresista que se jugó y perdió su ... vida por lo que él consideraba que era el progreso. Les llamó fugitivas cacas a los de su bando que huían de Madrid, y vivió cantando a la espera de tiempos mejores, hasta su temprana muerte. Los versos de Miguel Hernández son dedicados a la pintora Maruja Mallo, con la que tuvo acoso y derribo, como se hace con el toro bravo, pero no pudo tener un amarre porque ella era, al parecer, de las que se caían al suelo cuando le pedían que se sentara. Miguel comparaba a Maruja con el toro y de los toros mal vivió el pobre hombre, colaborando en el diccionario taurino de Cossío. Miguel Hernández era un progresista, como lo era Rafael Alberti, a quien Miguel detestaba. Alberti, que hasta llegó a participar como banderillero en una corrida, acusaba a Miguel Hernández de que García Lorca hubiera huido a Granada, donde fue asesinado en compañía de dos banderilleros. Los tres, Lorca y los torerillos, eran taurinos y progresistas, qué duda cabe.
Picasso también era progresista; una mala persona, pero progresista. A él, a Picasso, le dedicó una novillada en Nimes Luis Miguel Dominguín, y éste, el torero, no era nada progresista, sino compañero de caza y amigo de Franco. No obstante, Picasso era también amigo de Luis Miguel y padrino de su hija Paola. ¡Qué follón! «Qué gran corrida sería/ y qué grandioso cartel, / yo mismo banderillero, / Pablo Ruíz Picasso el toro/ y el torero Luis Miguel». Para los novísimos, Luis Miguel Dominguín era el padre de Miguel Bosé.
Como nueva vuelta de tuerca el Ministerio de Cultura suprime el Premio Nacional de Tauromaquia. Ernest Urtasun pertenece a la franquicia comunista y catalana de Pedro Sánchez, y era de esperar que esto ocurriera. Yo no soy aficionado a los toros, pero quiero responder por amigos y grandes personas que ya no están. Joaquín Pevida, presidente de una peña, que me guardaba el mejor sulfato amónico para abonar. Calixto García, presidente de una peña, inolvidable amigo con quien compartí oficina. Julio Gutiérrez 'Cavedeño', Julio 'el torero' para los amigos, que llegó a sufrir alguna cornada. J. A. Rodríguez Canal, crítico taurino de EL COMERCIO, y Ángel Vázquez, también crítico, que me llevó una vez con él a la barrera para ver si me aficionaba. Y nadie le pregunta al toro si prefiere ser un ternero apuntillado o vivir cinco años a cuerpo de rey.
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