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El general De Gaulle tenía una hija con una discapacidad a la que quería mucho; tanto, que pidió que lo enterraran junto a ella. El ... general sabía que el cariño que ofrecen las personas que tienen el cerebro de un niño no lleva aparejado lo del viejo proverbio de que si te doy es para que me des. En latín 'do ut des'. Cuando la niña murió, De Gaulle dijo una de sus frases lapidarias al despedirla en el cementerio: «Aquí eres igual que todos».
Yo opino otro tanto, que el día que dejemos de respirar pasamos a la uniformidad, todos iguales. O lo que es lo mismo, como dicen en algunos países de América, los muertos pasan a la indiferencia. Pero aquí entran en escena los réditos que ciertos individuos pueden sacar, diferenciando una muerte única o gregaria. Quiero decir, que no es lo mismo que un minero muera porque le caiga encima un costero, o le ocurra con otros compañeros en una explosión o un derrabe. Puede tratarse de un minero que se ha ganado a pulso el reconocimiento por el duro trabajo, o de un camionero que se desploma bajando desde Pajares. Tal vez sea la misma muerte, pero no los mismos reconocimientos.
En mi vida laboral he visto a muchos accidentados, y algunos muertos. He tenido que comunicar las tristes noticias a familiares, sin intervención de psicólogos ni saber yo nada de psicología. Puedo asegurar que el dolor no cambia si es el único muerto o murieron otros en el mismo accidente. Lo que cambian son los alcances mediáticos y el número de personajes en los entierros. Pésames y flores. Lágrimas de verdad y lágrimas de cocodrilo, porque la vida sigue y hasta de las tragedias se puede extraer un rédito político. En los accidentes laborales también se excusa muchas veces la presunción de inocencia, aunque cueste mucho añadir la palabra culpa al que tiene que ganarse el pan y lo paga con su propia vida. Dejemos a quien entienda que investigue las causas, para luego aplicar remedios, y si hubiera infracciones, las penas. El grisú explota, y también intoxica. La antracita ofrece menos emanaciones y bolsas de metano que la hulla, pero quién sabe. Dejemos que investiguen.
Hablaba antes de la selección de las muertes. El mismo día en que murieron los cinco mineros en Degaña, murió otro hombre aplastado por el tractor cerca de Cangas, entre Curriellos y Robledo. El tractor se ha convertido en uno de los mayores asesinos laborales, pero un asesino más silencioso que la mina. La familia de Avelino Collar llora y calla, sin acompañamiento de políticos ni fotógrafos. Según la fundación Mapfre una media de 90 personas mueren cada año aplastadas por el tractor. Son generalmente campesinos, algo así como los viajeros de tercera en el tren de la vida. Como estos accidentes suelen darse en pendientes, pueden imaginarse las zonas con más siniestros. 1.020 personas perdieron la vida en la última década con los tractores, y un número considerable de ellos en Asturias. Hasta por parejas. En marzo de 2023 murió un matrimonio en Villaviciosa, y en julio de 2024 un adulto y un niño perdieron la vida en el pueblo de Arrojas, en Cudillero. Son también muertos. Igual que todos los muertos, llorados y queridos por sus familiares. La diferencia en el campo es que pueden dejar la tierra baldía. Los brazos que se pierden para el trabajo ya no se sustituyen. Ni tal vez se arregla la familia con una exigua pensión.
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